Sínodo: Una Iglesia empática con los jóvenes y que busque la justicia social
Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano
Prosiguen los trabajos del Sínodo de los Obispos 2018, dedicado a los Jóvenes; que se celebra en el Vaticano hasta el 28 de octubre.
Esta mañana tuvo lugar la 10° Congregación General, que contó con la participación de 257 Padres sinodales, así como de numerosos auditores y Delegados Fraternos, en los coloquios de la segunda parte del Instrumentum Laboris centrados en el tema de "Interpretación: Fe y discernimiento vocacional".
Escucha, empatía y diálogo
La escucha activa, la empatía y el diálogo marcaron esta asamblea sinodal, especialmente conmovida en el momento en el que hablaron los jóvenes procedentes de varios países del mundo, expresando su deseo de ser "luz verdadera en la oscuridad", y compartiendo la visión vívida de sus propias realidades haciendo hincapié en el derecho a la paz y la estabilidad, que a menudo se da por sentado, pero del que muchos carecen.
La importancia de no perder las raíces
Entre las intervenciones de los obispos, destacaron aquellas centradas en la amenaza del fundamentalismo religioso y la corrupción que se cierne sobre el horizonte de la fe y la esperanza de los jóvenes. ¿Cómo responder al deseo de justicia inscrito en el corazón de los jóvenes? Los prelados proponen actuar sobre todo aplicando una buena formación cristiana y humana, pero dicen "no" a un enfoque exclusivamente "occidental".
La clave es lograr un cambio cultural: hay que prestar más atención a la cuestión de la migración, la pobreza y la pérdida de las raíces culturales que afligen a tantos jóvenes en los países del Sur del mundo.
Luchar por la igualdad de género en la Iglesia
El Sínodo también pone de relieve la rabia que experimentan los jóvenes ante la injusticia, la discriminación social y los escándalos que dañan la credibilidad de la Institución; a la vez que lanzan un llamamiento a aumentar la presencia de las mujeres en la Iglesia y a promover una pastoral sensible a la "igualdad de género".
En este contexto, se ha señalado que las mujeres pueden ayudar a romper esos "círculos clericales cerrados", que en muchos casos, podrían haber favorecido al encubrimiento del abuso.
Asimismo, la Congregación General habló sobre la grave situación de muchos migrantes que no disponen de una regularización legal en los países de acogida, por lo que se pide a la Iglesia que sea la voz de los más vulnerables.
Cultivar el ecumenismo con la oración
Finalmente, en la sala se realizaron las intervenciones de los Delegados Fraternos designados por las respectivas Iglesias y Comunidades Eclesiales que aún no están en plena comunión con la Iglesia católica.
Después de la intervención del Reverendo Tim Macquiban, director de la Oficina Ecuménica Metodista, que destacó el valor de los movimientos laicales, tomaron la palabra otros seis miembros de diferentes denominaciones cristianas.
El Metropolitano de los Dardanelos en Estados Unidos, Nikitas Lulias, en representación del Patriarcado Ecuménico, pidió una nueva ola de frescura, un nuevo soplo del Espíritu para ayudar a los cristianos a presentar su fe a los jóvenes sin fórmulas rígidas, respetando la verdad del Evangelio. Por su parte, el obispo Athanasius de Bogdania, delegado de la Iglesia Ortodoxa Rumana, subrayó la necesidad de fomentar una relación personal y amistosa con Cristo en los jóvenes a través de la oración y la ascesis en tiempos caracterizados por "maestros improvisados que se proclaman portadores de la verdad".
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