El Papa: los voluntarios dan un rostro humano y cristiano a la sociedad
Griselda Mutual- Ciudad del Vaticano
«El voluntariado solidario es una opción que nos hace libres y abiertos a las necesidades de los demás; a las exigencias de la justicia, a la defensa de la vida, a la protección de la creación, con una tierna y especial atención a los enfermos y especialmente a los ancianos, que son un tesoro de sabiduría»: lo dijo el Papa Francisco al recibir a los representantes del Centro de Voluntariado Cerdeña Solidaria, con ocasión del 20º aniversario de su fundación. El Santo Padre remarcó la necesidad, hoy en día, de testigos "de bondad, ternura y amor gratuito".
"Se necesitan personas perseverantes, que se enfrenten a las dificultades con espíritu de unidad y que pongan siempre en la base de todo el objetivo último, es decir, el servicio a los demás”, dijo.
Un servicio que traspasa las fronteras
Tras los cordiales saludos a los voluntarios, autoridades y sus acompañantes, entre ellos Cardenal Angelo Becciu y los Arzobispos de Cagliari y de Oristano, el Papa Francisco habló del generoso servicio que desarrollan los voluntarios en la isla sarda, que no se detiene en beneficio de los sectores más débiles de la población de la isla, sino que se extiende a algunos de los países más pobres del mundo.
Haciendo presente la capacidad de acogida e inclusión que ha distinguido a los voluntarios hacia los que han llegado a Cerdeña desde otras tierras en busca de paz y trabajo, les animó a continuar con espíritu de comprensión y unidad, para que puedan difundir más ampliamente la cultura de la solidaridad.
Asimismo el Pontífice destacó la necesidad de la colaboración con las realidades institucionales del territorio: “pienso en particular en los Municipios y Parroquias, que están cada día junto a personas que compartiendo dificultades y esperanzas”.
«La cultura de la solidaridad y la gratuidad califica el voluntariado»
Recordando que el Señor Jesús, en el Evangelio, nos invita a amar a Dios con todo el corazón y al prójimo como a nosotros mismos, Francisco quiso puntualizar que "es el amor de Dios el que nos hace reconocer siempre en el otro al prójimo, al hermano o hermana a quien amar”.
Gracias a esta "linfa" evangélica, - añadió más adelante el Papa - la ayuda mantiene su dimensión humana y no se despersonaliza. Y por esta razón, observó Francisco, “es que los voluntarios no realizan un trabajo de sustitución en la red social, sino que contribuyen a dar un rostro humano y cristiano a nuestra sociedad”.
Por último, el Santo Padre animó a los voluntarios a “continuar con pasión su misión, buscando todas las formas posibles y constructivas para despertar en la opinión pública la necesidad de comprometerse por el bien común, en apoyo de los débiles y de los pobres”.
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