Catequesis del Papa: “Que Jesús nos dé la gracia de una total confianza en Dios”
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
“Continuamos con nuestra reflexión sobre el Padrenuestro. Jesús enseña esta oración a sus discípulos, es una oración breve, con siete peticiones, número que en la Biblia significa plenitud. Es también una oración audaz, porque Jesús invita a sus discípulos a dejar atrás el miedo y a acercarse a Dios con confianza filial, llamándolo familiarmente «Padre»”, lo dijo el Papa Francisco en la Audiencia General del segundo miércoles de diciembre de 2018, continuando con su ciclo de catequesis dedicadas a la oración del Padre Nuestro.
La palabra ‘Padre’, expresa confianza filial
El Santo Padre dijo que, Jesús invita a sus discípulos a acercarse a Dios y a dirigirle con confianza algunas peticiones: sobre todo en relación a Él y luego en relación a nosotros. “No hay preámbulos en el Padre Nuestro. Miren esto – subrayó el Pontífice – no hay preámbulos. Jesús no enseña fórmulas para congraciarse con el Señor; al contrario, nos invita a orar a Él, derribando las barreras de la dependencia y del miedo. No dice que se dirijan a Dios llamándolo ‘Todopoderoso’, o ‘Altísimo’, Tú que estas tan lejos de nosotros, yo soy un miserable. No, no. No dice así, sino simplemente «Padre», con toda simplicidad, como los niños se dirigen al papá. Y esta palabra ‘Padre, expresa confidencia y confianza filial”.
El Padre Nuestro nos hace pedir lo que es esencial
“El Padrenuestro – señaló el Papa Francisco – hunde sus raíces en la realidad concreta del hombre. Nos hace pedir lo que es esencial, como el ‘pan de cada día’, porque como nos enseña Jesús, la oración no es algo separado de la vida, sino que comienza con el primer llanto de nuestra existencia humana. Está presente donde quiera que haya un hombre que tiene hambre, que llora, que lucha, que sufre y anhela una respuesta que le explique su destino”. Jesús, en la oración, afirmó el Pontífice, no quiere apagar al ser humano, no quiere anestesiarlo. No quiere que nos deshagamos de preguntas y demandas aprendiendo a soportar todo. En cambio, quiere que todo sufrimiento, toda inquietud, se eleve al cielo y se convierta en diálogo.
¡Tu fe te ha salvado!
Recordando el pasaje del Evangelio que habla sobre el ciego Bartimeo, el Papa Francisco dijo que, todos debemos ser como él, como este hombre ciego que mendigaba en las puertas de Jericó. “A su alrededor había mucha gente buena que le decía que se callara: ¡quédate callado! Pasa el Señor. Cállate. No molestes. El Maestro tiene muchas cosas que hacer; no lo molestes. Tú eres fastidioso con tus gritos. No molestes. Pero él – precisó el Papa – no escuchaba esos consejos: con santa insistencia, pretendía que su condición miserable pudiera finalmente encontrar a Jesús”. Este ciego, subrayó el Santo Padre, gritaba fuerte, quería ser curado, quería ver. “Y Jesús le devuelve la vista y le dice: Tu fe te ha salvado, como para explicar que lo decisivo para su sanación fue esa oración, esa invocación gritada con fe, más fuerte que el sentido común de tanta gente que quería callarlo”.
La oración de petición, un acto de fe en Dios Padre
Finalmente el Papa Francisco dijo que, ninguno de nosotros está obligado a abrazar la teoría que alguien en el pasado ha hecho, que la oración de petición es una forma débil de la fe, mientras que la oración más auténtica sería la de alabanza pura, la que busca a Dios sin el peso de ninguna petición. “No, esto no es verdad. La oración de petición es auténtica, es espontanea, es un acto de fe en Dios que es Padre, que es bueno, que es omnipotente. Es un acto de fe en mí, que soy pequeño, pecador, necesitado. Y por esto la oración, para pedir algo, es muy noble. Dios es el Padre que tiene una inmensa compasión por nosotros, y quiere que sus hijos le hablen sin temor”.
Total confianza en Dios que es Padre
Antes de concluir su catequesis, el Papa Francisco saludó cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica. “El Señor Jesús nos dé la gracia de una total confianza en Dios, Padre compasivo que nos ama y permanece siempre a nuestro lado. Que Nuestra Señora de Guadalupe, cuya fiesta celebramos hoy, nos ayude a entregarnos al amor providente de Dios y a poner en Él toda nuestra esperanza”.
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