Gisotti: el Papa en Pacora, otro viernes de Misericordia
“Otro viernes de Misericordia”. Con estas palabras Alessandro Gisotti, Director “ad interim” de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, sintetiza la visita del Papa a la cárcel juvenil de Las Garzas en Pacora, en una entrevista de nuestra corresponsal en Panamá, Francesca Sabatinelli. Gisotti participó en la sesión informativa en el centro de prensa de Atlapa, en la capital panameña, junto con el Prefecto del Dicasterio para la Comunicación, Paolo Ruffini, la Directora nacional de las Cárceles de menores panameñas, Emma Alba de Tejada y el Organizador local del evento, Eduardo Soto.
Interpelado por los periodistas, el Portavoz del Vaticano reiteró que el Pontífice sigue de cerca la evolución de la situación en Venezuela y que el tema de los abusos está en el corazón y en la mente de Francisco, quien convocó para febrero una reunión en el Vaticano sobre la protección de los menores, con los Presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo.
Ante la pregunta de si fue un viernes de misericordia, el del Papa Francisco hoy en Panamá, Alessandro Gisotti respondió que sí, que de alguna manera el “Viernes de la Misericordia” que estamos acostumbrados a ver en Roma se trasladó miles de kilómetros durante esta Jornada Mundial de la Juventud en Panamá, especialmente aquí en Pacora. A la vez que reafirmó así se puede interpretar este gesto, tal como está, precisamente, en la interpretación auténtica que el Santo Padre quiso darle.
También destacó que poco antes de su partida, al final de esta visita y de este encuentro en Pacora, pudo hablar con el Papa Francisco, quien le dijo: “La Misericordia de Dios es el mensaje más importante que he querido testimoniar hoy”, subrayando que “todos necesitamos Misericordia”. Por esta razón afirmó que, a su juicio, éste es el tema fundamental, el de un encuentro en nombre del dolor, evidentemente, del sufrimiento, pero también del consuelo, de la esperanza, dentro del mensaje de Misericordia que Francisco quiso dar hoy.
En cuanto a la esperanza que también es la que anima los días de estos chicos, y que seguramente representó un alivio para ellos, que son muy jóvenes, y están condenados incluso por delitos muy graves, y que esperaron ansiosamente este encuentro y lo testimoniaron, Gisotti respondió que lo conmovió profundamente la parte final de lo que dijo Luis, el muchacho que dio su testimonio y que en un determinado momento dijo: “No tengo palabras para describir la libertad que siento ahora mismo”. De ahí que haya destacado el hecho de que haya dicho precisamente un joven que vive en condiciones de encarcelamiento, de privación de libertad.
Y el hecho de que haya podido decir esta frase ante el Papa da la sensación de una nueva libertad, de una libertad diferente a la que estamos acostumbrados en nuestra vida cotidiana. De hecho el Portavoz estaba en medio de estos jóvenes, muy conmovido, al igual que todos los demás. El Santo Padre también se conmovió visiblemente, especialmente cuando escuchó el testimonio de Luis. Y añadió que le impresionó mucho ver cuán jóvenes son, a la vez que destacó algo muy bonito, y es que todos tenían la camiseta de la JMJ. Esto es hermoso – dijo – porque, aunque no pudieron participar y no podrán participar en los eventos de la JMJ en realidad, “la JMJ fue con el Papa Francisco al Centro de Pacora”. Así que de alguna manera la JMJ atravesó la pared divisoria de este Centro, incluso los barrotes. “Y es hermoso lo que Francisco dijo al final varias veces: ‘Abre la ventana de tu corazón y mira hacia un horizonte más grande’. Y haberlo dicho allí, en ese lugar donde los espacios parecen tan estrechos, evidentemente tiene gran importancia”.
Al preguntarle acerca de la proximidad que demostró el Papa Francisco al confesar a cinco de estos jóvenes, cuatro varones y una chica, Alessandro Gisotti respondió que esto, quizás, es lo que más le importaba a Francisco. Y recordó que fue la primera vez en la historia de la JMJ, de todas las JMJ de los tres Papas que las vivieron, en la que la liturgia penitencial – que representa un momento tradicional y característico de la JMJ y que se celebra siempre los viernes – se haya celebrado en un Centro de detención, lo que da la idea de la extraordinaria naturaleza del acontecimiento. Sabemos que los Papas confiesan a los jóvenes del mundo que se acercan al confesionario. En este caso quiso estar allí con jóvenes que no tendrían la oportunidad de ser confesados por el Papa durante la JMJ y esto para enfatizar, una vez más, el mensaje de Misericordia que vence el mal y que vence incluso el dolor más grande, que es el de ser privado de la libertad. Y después el discurso fue muy fuerte, en el sentido de que Cristo no mira las etiquetas porque, obviamente, estos jóvenes tienen un estigma, porque han cometido graves crímenes, mientras Cristo los ve como niños y, por lo tanto, el Papa yendo allí como un padre con sus hijos ha demostrado concretamente que no están excluidos de la vida de la Iglesia.
El Director “ad interim” de la Oficina de Prensa de la Santa Sede quiso recordar asimismo lo que significa ser un “Pontífice”, es decir, un constructor de puentes, y añadió que Francisco personifica de manera extraordinaria la misión incardinada en su nombre. Es un constructor de puentes y con sus palabras y sus gestos derriba los muros y hace pasar los puentes. A veces no se entiende precisamente porque, de alguna manera, tiene un horizonte diferente de lo que pueden ser los intereses legítimos, pero particulares. Francisco, por otro lado, tiene una visión más amplia, realmente mira más allá. Se podría estar tentados a decir: “estos jóvenes han cometido un error y, por lo tanto, es bueno que paguen por lo que han hecho”. El Papa invierte este tema porque la Misericordia nunca está en contra de la justicia: la Misericordia siempre va más allá e integra la justicia, por lo tanto, donde vemos un muro de ladrillo, Francisco ve una ventana a través de la cual podemos mirar hacia el futuro.
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