Papa: Mensaje a la IV Conferencia internacional “Por el equilibrio del mundo”
María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
Firmada en la Ciudad del Vaticano el 17 de enero, el Papa Francisco se dirige en su Mensaje a los delegados y participantes en la Conferencia Internacional “Por el equilibrio del mundo”, que se celebra en La Habana, en el marco de la conmemoración “de una fecha tan significativa para ese amado país, como es el natalicio de José Martí, y cuyo propósito es aunar voluntades que contribuyan, mediante un diálogo fecundo, a estrechar vínculos de fraternidad entre las naciones”.
Los hombres de bien deberían unirse en la pluralidad
El Obispo de Roma escribe que “es fácil constatar cómo los diversos acontecimientos ocurridos en el planeta han contribuido de forma significativa a que se ponga en peligro el equilibrio de la civilización actual”. Y añade que “por esta razón los hombres de bien deberían unirse y encontrarse en eventos de esta naturaleza, en un marco de pluralidad, para lograr una auténtica promoción humana”, sin olvidar que “quienes se empeñan en la defensa de la dignidad de las personas, pueden encontrar en la fe cristiana los argumentos más profundos para ese compromiso” (Carta encíclica Laudato si’, 65).
El ambiente humano y el ambiente natural van de la mano
El Santo Padre destaca que “el ambiente humano y el ambiente natural van de la mano y pueden degradarse juntos”. De ahí que no es posible “afrontar de forma adecuada la degradación ambiental si no comprendemos las causas que tienen que ver con la degradación humana y social” (cf. ibíd., 48). Razón por la cual el Pontífice recuerda que ya expresó – durante su visita pastoral a Cuba – que “debería cultivarse, sobre todo en los jóvenes, una cultura del encuentro mediante la promoción de una amistad social (cf. Saludo a los jóvenes, La Habana, 20 septiembre 2015), la cual nos aúna en un objetivo común de promoción de las personas”.
Buscar alternativas eficaces en torno al pensamiento de Martí
Por último, el Santo Padre los anima a buscar alternativas eficaces en torno al pensamiento de José Martí, “un hombre de luz”, como lo definió San Juan Pablo II durante su visita a Cuba (Encuentro con el mundo de la cultura, La Habana, 23 enero 1998).
Y manifiesta su deseo de que las enseñanzas “de ese maestro y escritor cubano resuenen dentro de nosotros y nos recuerden, con sus palabras, que ‘todos los árboles de la tierra se concentrarán al cabo en uno, que dará en lo eterno un suavísimo aroma: el árbol del amor, de tan robustas y copiosas ramas, que a su nombre se cobijarán sonrientes y en paz todos los hombres’” (Obras completas, vol. 5, 103).
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