Papa a CAL: ser católico en política no significa ser recluta de un grupo
Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano
Identidad del católico en la política
El Santo Padre comenzó planteando que la vocación del cristiano y en particular, la vocación política, nace en la comunidad. En la comunidad, el primer signo es la amistad entre los miembros, que se descubren por la encarnación de Jesucristo, “invitados a proponer misioneramente esa misma amistad a los demás para así dilatar la experiencia que denominamos “Iglesia”.
Francisco profundiza: “Ser católico comprometido en la política no significa ser un recluta de algún grupo, organización o partido, sino vivir dentro de una amistad, dentro de una comunidad”. Este hecho se convierte en condición necesaria:
“Si tú al formarte en la Doctrina social de la Iglesia no descubres la necesidad en tu corazón de pertenecer a una comunidad… en la que puedas vivir la experiencia de ser amado por Dios, puedes correr el riesgo de lanzarte un poco a solas a los desafíos del poder, de las estrategias, de la acción, y terminar en el mejor de los casos con un buen puesto político pero solo, triste y manipulado”.
Objetivo de la política: construcción del bien común
Jesucristo nos aporta una mirada nueva de la realidad, en la que lo central es la “construcción del bien común”.
El Santo Padre habla sobre la dimensión política de la vida del cristiano, y cita a San Óscar Romero: “el cristiano verdadero debe preferir su fe y demostrar que su lucha por la justicia es por la justicia del Reino de Dios, y no otra justicia”.
El Evangelio nos hace libres
Estas palabras, afirma el Papa, “las pronunciaba Romero para que los fieles laicos fueran libres y no esclavos, para que reencontraran las razones por las que vale la pena hacer política pero desde el evangelio superando las ideologías”.
Continua el Santo Padre: “La política es una vocación de servicio… Solo concibiendo así la política esta colabora a que el pueblo se torne protagonista de su historia y evita que las así llamadas “clases dirigentes” crean que ellas son quienes pueden dirimirlo todo”.
Cambio de época en América Latina
Para el Papa hay tres sectores emblemáticos que muestran un cambio de época en América Latina y que potenciarían construir un proyecto de futuro: “las mujeres, los jóvenes y los más pobres”.
El Obispo de Roma explica que las mujeres son significativas porque aportan esperanza: “la esperanza en Latinoamérica tiene un rostro femenino”. Los jóvenes, “porque en ellos habita la inconformidad y rebeldía que son necesarias para promover cambios verdaderos”. Los Pobres y marginados, pues en ellos la Iglesia encarna su opción preferencial.
Lugar de verificación del compromiso político
Para el Papa, las mujeres, los jóvenes y los marginados “son protagonistas del cambio de época y sujetos de esperanza verdadera. Su presencia, sus alegrías y, en especial, su sufrimiento son una fuerte llamada de atención para quienes son responsables de la vida pública. En la respuesta a sus necesidades y demandas se juega en buena medida la verdadera construcción del bien común. Son un lugar de verificación de la autenticidad del compromiso católico en la política”.
El Papa Invita a mirar la política más allá de los discursos, por eso, mirar a las mujeres, los jóvenes y los marginados , en lo concreto, es mirarlos "como sujetos de cambio y no como meros objetos de asistencia".
Necesaria la presencia de católicos en la política
El Papa clama a una nueva presencia de los católicos en la vida política. No se trata de presentar nuevos rostros. Sino de presentar nuevas alternativas, que den voz a sectores de movimientos populares y que “expresen sus luchas auténticas”.
El Papa afirma que “hacer política inspirada en el evangelio desde el pueblo en movimiento puede convertirse en una manera potente de sanear nuestras frágiles democracias y de abrir el espacio para reinventar nuevas instancias representativas de origen popular”.
Una polifonía de compromisos
Francisco afirma con fuerza que “Una misma fe cristiana puede conducir a compromisos diferentes. Por eso, los invito a que vivan su fe con gran libertad. Sin creer jamás que existe una única forma de compromiso político para los católicos”.
Termina su alocución, recordando la figura de San Juan Diego y de la Virgen de Guadalupe: “Encomendémonos a su intercesión para que cuando las fuerzas nos falten al luchar por nuestro pueblo, recordemos que es precisamente en la debilidad que la fortaleza de Dios puede hacer su mejor trabajo (cf. 2 Co 12,9)”.
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