El Papa al Coro del Arcoíris: Los ancianos son la memoria de la humanidad
María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
El Santo Padre Francisco comenzó agradeciendo la presencia de estos queridos hermanos y hermanas del Coro del Arcoíris de la Residencia para ancianos – que acoge a enfermos de Alzheimer – de Bonheiden en Bélgica. Y les hizo una confidencia: que su secretario le dijo que este encuentro era lo más hermoso que había visto con el Papa.
También afirmó que dio gracias al Señor por este Coro porque en su opinión para todos ellos cantar juntos es un consuelo, un apoyo, que ayuda a avanzar y a soportar el peso de la enfermedad que, sin duda, se hace sentir. De ahí – añadió – que su canto se haga más valioso aún a causa de su vulnerabilidad.
La armonía más grata a Dios, ¡un arcoíris de imperfecciones!
Sí porque como les dijo el Papa, el hecho de compartir sus fragilidades y aceptarlas recíprocamente, es el canto más bello, la armonía más grata a Dios, ¡un "arcoíris" no de perfecciones, sino de imperfecciones! Y agregó que al ver a su Director pensó que se había olvidado la baqueta, pero después vio que su baqueta es la ternura. Por eso su agradecimiento también al Director de este Coro, porque “al realizar gestos de ternura” – dijo el Papa – “nos hace a todos más humanos”.
Y con su ternura, la ternura de todos, hoy hemos cumplido el cuarto mandamiento: honrar a los ancianos que son nuestra memoria. Además reflexionó acerca de que quizás algunos de ellos han perdido la memoria, pero dijo que son el símbolo de la memoria de un pueblo, son las raíces de su patria, de nuestra humanidad. Son las raíces, y los jóvenes deben ir allí para tomar el jugo de las raíces y continuar con la civilización.
Antes de despedirse y de impartirles su bendición apostólica el Santo Padre volvió a agradecerles esta visita y les pidió que recen por él.
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