El Papa agradece a la Fundación Carli su compromiso solidario
María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
Al dar su bienvenida a los representantes de la Fundación "Guido Carli" y del Jurado del homónimo Premio, con motivo del décimo aniversario de su institución, el Papa Bergoglio saludó cordialmente la todos y agradeció a la Dra. Romana Liuzzo sus palabras en nombre de los presentes.
Además, Francisco puso de manifiesto que a través de sus iniciativas, dan continuidad a la obra del economista y estadista Guido Carli, cuya figura se caracteriza por su fuerte sentido del deber y su compromiso perseverante por el bien de la comunidad. En efecto, el Santo Padre recordó que era originario de la localidad italiana de Brescia, y que dio sus primeros pasos en el campo de la responsabilidad institucional gracias a un sacerdote amigo de los Montini, la familia del Santo Papa Pablo VI, a quien los Carli estaban vinculados por una antigua amistad.
De ahí que el Pontífice haya destacado que todos somos conscientes de que, entre las contradicciones de la sociedad actual, también está ésta: por un lado, se asiste a la prevalencia de criterios puramente económicos y de actividades orientadas al consumo y, por otro, la creciente incapacidad para conciliar la distribución justa de la renta con la valoración de las perspectivas de desarrollo. Por esta razón afirmó que “es importante reiterar que la economía presta un servicio al bien común si permanece ligada a la ética, que es la medida universal del auténtico bien humano”.
En cuanto al significativo compromiso social de su Fundación – que pretende promover la solidaridad – el Obispo de Roma les dijo que es “un valor humano” y que, desde una perspectiva cristiana, “cumple el deber de la caridad evangélica”. Por esta razón manifestó su complacencia ante los reconocimientos que han atribuido a hombres y mujeres que se han distinguido en todo el mundo por su compromiso civil y ético. Y dijo que en Italia hay muchos representantes de la cultura, de la ciencia, del mundo del trabajo, del voluntariado y también de la Iglesia que, mediante su actividad, “representan ejemplos y modelos positivos a imitar”.
El Santo Padre aprovechó esta oportunidad para expresarles su agradecimiento y animarlos a que perseveren en su acción, especialmente en favor de los sectores más débiles de la sociedad, como estímulo para el crecimiento de todos sus componentes. Y se despidió con el deseo de que el Señor sostenga y bendiga sus propósitos de bien.
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