El Papa en la Conferencia de Nápoles: gran alegría y gratitud
Gabriella Ceraso - Nápoles
"Bienvenido de nuevo, Francisco."Así titulan hoy los periódicos de Nápoles, en el día que el Papa visita la ciudad. Muchos también expresaron la esperanza de que pueda detenerse entre la gente para un saludo que, por ahora el programa de una visita de unas seis horas, no proporciona. Poco tiempo, pero mucho afecto, había resumido Mons. Crescenzio Sepe en los últimos días.
Francisco llega a Nápoles por segunda vez en cuatro años y lo hace el día de la memoria litúrgica de San Luis Gonzaga, el joven jesuita que ardía de amor por los últimos. Eligió una vez más una realidad pequeña y periférica, la de la Facultad Pontificia de Teología del Mediterráneo con sus 400 alumnos y 80 profesores, que, sin embargo, tiene todo el potencial para convertirse en un símbolo de lo que el propio Pontífice pedía en el Proemio de la Constitución Apostólica Veritatis gaudium, es decir, un relanzamiento de los estudios eclesiásticos en el contexto de "la nueva etapa de la misión de la Iglesia, marcada por el testimonio de la alegría que brota del encuentro con Jesús y del anuncio de su Evangelio".
Teología y pastoral
La teología y la pastoral están, pues, cada vez más unidas, y más aún si el contexto de referencia es el del Mediterráneo, con sus múltiples desafíos que interpelan a los cristianos y los invitan a reflexionar sobre los valores de la paz, el diálogo y la necesidad de encontrar alternativas a los muros, a los rechazos y a las guerras.
Se esperan más de mil personas, las primeras llegadas muy temprano esta mañana, en la plaza de la Facultad que da al Golfo de Nápoles, donde el sol todavía domina hoy. A la espera del Papa, que se sentará entre los asistentes a la conferencia hasta las 12:00, hora prevista para su intervención, está la familia jesuita a la que se confía la Facultad, en la sección de San Luis; los más altos cargos de la universidad, incluido el del Card. Crescenzio Sepe, Arzobispo de Nápoles y Gran Canciller y Decano Padre Pino Di Luccio junto con el Obispo de Nola, Mons. Francesco Marino en representación de los obispos de Campania, y el Padre Jesuita Joaquín Barrero Díaz, jefe de la provincia española y asistente regional para el sur de Europa. A ellos se suman profesores de varios países mediterráneos e Italia, junto con numerosos estudiantes laicos y mujeres, seminaristas y religiosos que representan bien el variado mundo de los estudios teológicos de hoy.
Una puerta abierta al Mediterráneo
Pensada como una "caja sin fondo" para enmarcar el Mar en la distancia, da una buena idea de una puerta abierta de par en par al Mediterráneo que hoy cuenta con un ilustre huésped del que todos están seguros de que vendrán nuevas perspectivas en un camino de fraternidad entre culturas y religiones, horizontes de renovación para los estudios eclesiásticos y de estímulo. Son los jóvenes estudiantes los que más lo piden:
Escuchar las voces de los estudiantes
"Los que estudian teología" - dicen los jóvenes estudiantes de Nápoles - "en este contexto saben que tienen grandes desafíos por delante que les exigen enfrentarse a realidades diferentes a las nuestras. Queremos que el Papa nos anime en el camino hacia la Verdad y en la conexión en red de las facultades, pero también con las instituciones". "También debemos unirnos y trabajar en red con otras religiones: el Papa nos lo enseña en primera persona, por ejemplo, en el camino del diálogo con el Islam".
El logo
Y el compromiso con el camino de la Hermandad está representado por el logo que se encuentra por todas partes en la plaza junto al rostro sonriente del Pontífice: una franja de mar azul entre orillas de diferentes colores con dos hombres con brazos trenzados avanzando juntos. Estos son los dos temas básicos: la fraternidad con clara referencia al Documento firmado en Abu Dhabi por el Papa y el Gran Imán de al - Azhar y la Constitución Apostólica Veritatis gaudium.
En la plaza 650 asientos, pero unos 500 serán los participantes que seguirán el trabajo de la conferencia desde las aulas a través de monitores y 200 periodistas acreditados, para este evento que muchos ya llaman "un nuevo comienzo".
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