El Papa dona una reliquia de San Pedro a Bartolomé
Jean Charles Putzolu - Ciudad del Vaticano
La Delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla presente en Roma para asistir a la Misa del Papa Francisco este sábado, 29 de junio, quedó asombrada. Bajando a la tumba del apóstol Pedro ubicada bajo el altar de la Basílica Vaticana, hacia el final de la Misa, el Santo Padre anunció al jefe de la Delegación Ecuménica que desea hacer un regalo a su “hermano”, el Patriarca Bartolomé. Un don del que el Papa no especifica su naturaleza. Al final de la celebración, Francisco le pide al Arzobispo Job que lo acompañe en el coche. Ambos se dirigen hacia el Palacio Apostólico hasta llegar a la capilla de los apartamentos papales. Sólo en ese momento el Papa tomó el relicario que su predecesor Pablo VI había colocado en la pequeña capilla y se lo ofreció a su huésped.
Una gran alegría para el Patriarca Bartolomé
El Arzobispo de Telmissos informó lo antes posible al Patriarca, que recibió la noticia con inmensa alegría, y organizó el viaje del relicario a Estambul, donde la mañana de este domingo, ha sido entregado a Bartolomé por Monseñor Andrea Palmieri, Subsecretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, también en Estambul. El Patriarca anunció el regalo personalmente y públicamente a los fieles, durante la celebración de la fiesta de los Apóstoles, que en la Iglesia Ortodoxa tiene lugar al día siguiente de la solemnidad de los santos Pedro y Pablo.
Un evento inesperado
“Esto es para nosotros un acontecimiento extraordinario e inesperado que no podíamos esperar”, afirmó el Arzobispo Job. Históricamente, las reliquias de San Pedro siempre han estado en Roma y, por lo tanto, Roma ha sido el destino de peregrinación para los ortodoxos. Había algunas reliquias que antes habían viajado a Estambul, pero eran reliquias que se llevaron los cruzados, quienes, tras las buenas relaciones establecidas con la comunidad ortodoxa después del Concilio Vaticano II, hicieron su "regreso" a su patria. Esta vez se trata de reliquias de San Pedro, y solo con un "billete de ida" a Constantinopla: "otro paso gigantesco hacia la unidad concreta", concluyó el Arzobispo ortodoxo de Telmissos.
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