El Papa a los cirujanos: no secundar la voluntad de muerte del enfermo
María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
Al dar su cordial bienvenida, al final de la mañana en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano, a los trescientos cincuenta miembros de la Federación Nacional de los Colegios de cirujanos y odontólogos el Santo Padre destacó que han dedicado los últimos tres años a los "estados generales" de la profesión médica. Lo que significa cotejar la mejor manera de llevar a cabo su actividad en un contexto social diverso, con el fin de identificar mejor los cambios útiles para interpretar las necesidades de las personas y ofrecerles, junto con sus competencias profesionales, una buena relación humana.
Obstáculos a los que está expuesta la medicina actual
Tras destacar que la medicina, por definición, es un servicio a la vida humana, y que como tal implica una referencia esencial e indispensable a la persona en su integridad espiritual y material, en su dimensión individual y social, el Papa afirmó que “la medicina está al servicio del hombre, de todo el hombre y de cada hombre”. El Papa Bergoglio afirmó que ellos, en su calidad de médicos, están convencidos de esta verdad a partir de una tradición muy larga, que se remonta a las mismas intuiciones hipocráticas; y es precisamente de esta convicción de la que surgen sus justas preocupaciones por los obstáculos a los que está expuesta la medicina de hoy.
Hacer de cada caso clínico individual un encuentro humano
Francisco recordó que la enfermedad – que es el objeto de sus preocupaciones – más que un hecho clínico, es siempre la condición de una persona, el enfermo, y que con esta visión “integralmente humana” los médicos están llamados a relacionarse con el paciente. A la vez que destacó que para los médicos “se trata de poseer, junto con la debida competencia técnico-profesional, un código de valores y significados con el que dar sentido a la enfermedad y a su trabajo y hacer de cada caso clínico individual un encuentro humano”.
Acompañar al enfermo con conciencia, inteligencia y corazón
Por otra parte, el Papa reafirmó la importancia de que “el médico no pierda de vista la singularidad de cada paciente, con su dignidad y su fragilidad”. Es decir, que cada hombre o mujer enfermo sea “acompañado con conciencia, inteligencia y corazón”, especialmente en las situaciones más graves. Sí, porque con esta actitud – dijo Francisco – se puede y debe rechazar la tentación – inducida también por los cambios legislativos – de utilizar la medicina para apoyar una posible voluntad de morir del enfermo, proporcionando asistencia al suicidio o causando directamente su muerte por eutanasia”.
Como afirma la Nueva Carta para los Operadores Sanitarios: "No existe un derecho para disponer arbitrariamente de la propia vida, por lo que ningún médico puede convertirse en tutor ejecutivo de un derecho inexistente" (n. 169)
Aludiendo al pensamiento de San Juan Pablo II acera de la responsabilidad del personal sanitario, glosando un párrafo de la encíclica Evangelium vitae sobre el valor y el carácter inviolable de la vida humana (89), Francisco les dijo:
Y se despidió de estos queridos amigos invocando la bendición de Dios sobre su responsabilidad y encomendándolos a la intercesión de la Virgen María, Salus infirmorum, a la vez que les pidió que no se olviden de rezar por él.
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