El Papa en su Viaje Apostólico: ¡Los jóvenes son nuestra misión!
Mozambique, Madagascar y Mauricio: en los tres países visitados el Papa puso ampliamente su atención en la juventud. La preocupación del Santo Padre se hizo evidente en el curso de sus discursos, y así pidió tanto a los gobiernos como a los sacerdotes, poner especial cuidado en la juventud.
Los jóvenes son el presente que nos interpela
En Mozambique, por ejemplo, animó a las autoridades a seguir trabajando “para consolidar las estructuras e instituciones necesarias que posibiliten que nadie se sienta rezagado”, en especial “los jóvenes” que “no son solamente la esperanza de esta tierra”, sino “el presente que interpela, busca y necesita encontrar canales dignos que les permitan desarrollar todos sus talentos”.
El futuro incierto los obliga a escribir su vida al margen
En Mauricio, el Papa lamentó constatar que a pesar del crecimiento económico del país en las últimas décadas, los jóvenes son los que más sufren y los que padecen la desocupación que les provoca “un futuro incierto”, "los empuja fuera del camino" y "los obliga a escribir su vida al margen, dejándolos vulnerables y casi sin puntos de referencia ante las nuevas formas de esclavitud de este siglo XXI”. “¡Ellos, nuestros jóvenes, son nuestra primera misión!”, aseveró.
Ser para ellos testigos verdaderos
A los obispos incentivó a “renovar la llamada” a decir sí y a cansarse por aquello que es “fecundo a los ojos de Dios”: “La cercanía cansa, y este cansancio es santidad”, les dijo. Por eso la pauta para ellos fue que los jóvenes “descubran eso en nosotros”, y que sea eso “lo que los lleva a preguntarse por el seguimiento de Jesús, que deslumbrados por la alegría de una entrega cotidiana no impuesta sino madurada y elegida en el silencio y la oración, ellos quieran dar su ‘sí’”.
Resignación, ansiedad y falsos espejismos, enemigos de los sueños y del compromiso
En el Estadio de Maputo, a los mismos jóvenes el Papa les puso en guardia sobre la resignación y la ansiedad, enemigas “de los sueños y del compromiso”. La ansiedad, advirtió “puede ser una gran enemiga cuando nos lleva a bajar los brazos porque descubrimos que los resultados no son instantáneos. Los sueños más bellos se conquistan con esperanza, paciencia y empeño, renunciando a las prisas". Al mismo tiempo, les animó a no "detenerse" por inseguridad, pues "no hay que tener miedo de apostar y de cometer errores", ya que eso, "es normal”. En Madagascar les habló sobre los errores que se pueden cometer al elegir el camino, sobre el “correr detrás de espejismos” que prometen y encantan con una felicidad aparente, “rápida, fácil e inmediata”, pero que al final “dejan el corazón, la mirada y el alma a mitad de camino”: “Estén atentos – les pidió – a los que les prometen caminos fáciles y después los dejarán en mitad de la calle.”
En Mauricio puso toda su fuerza en sus palabras para alentarlos a que no bajen “nunca” los brazos ante los efectos “nefastos” de la pobreza, y que “jamás sucumban a las tentaciones del camino fácil” o del encierro en sí mismos: “dejen que florezcan en ustedes los dones que el Señor les ha dado”, les exhortó.
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