Periodistas bromean con el Santo Padre sobre el incidente del ascensor
Alessandro De Carolis - Vuelo Roma-Maputo
El incidente vale un par de risas. La noticia del encierro del Papa Francisco en el ascensor dio la vuelta al mundo el domingo pasado.
Al particular Ángelus, entre los más inusuales, le precedió la divertida explicación del retraso de unos diez minutos y más aún la revelación de los otros 25 que pasaron pacientemente para que los expertos pudieran sacar al Santo Padre y a sus acompañantes del cubículo. Francisco se disculpó asomándose hacia la plaza de San Pedro siete minutos después del mediodía.
Una caída en la tensión eléctrica, algo que podría pasar en cualquier edificio, también le sucedió al Papa. Así, el primer aplauso en la plaza fue para el Cuerpo de Bomberos del Vaticano, autores de una de las más ilustres intervenciones de emergencia en el campo de la casuística.
Risas en espacios estrechos
Los ingredientes estaban todos allí para que el feliz final de la anécdota tuviera una continuación. Francisco se encontraba durante el vuelo a Mozambique, frente a otro espacio estrecho, el fuselaje de un avión, que elimina las distancias protocolarias, y la confianza que algunos viejos vaticanistas tienen con él, dio lugar a un intercambio de bromas agradables.
Girándose y estrechando las manos de los periodistas en el vuelo, de repente, Phil Pullella de la agencia Reuters, desenrolló delante de Francisco un trozo de cinta blanco-rojo-amarillo, de las que los bomberos utilizan para delimitar las zonas de operaciones. El intercambio de risas de todos fue inmediato y quedó inmortalizado por decenas de fotos.
El valor de una "crítica"
Entre regalos y breves intercambios de palabras para el Papa, hubo también un espacio para comentar rápidamente el libro de Nicolás Senèze publicado hoy en Francia titulado "How America wants to change Pope" (Cómo América quiere cambiar al Papa).
Fue el mismo autor, periodista de "La Croix" presente en el vuelo, quien se lo entregó a Francisco, que lo había leído anticipadamente en el "Mensajero". Un libro que fotografía una realidad crítica, pero precisamente las "críticas" son consideradas por el Papa "siempre un honor", dijo el director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni. Y lo son "sobre todo cuando provienen de pensadores autorizados, en "este caso de una nación importante".
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