Gracias por todo lo bueno que hay en el mundo

Sergio Centofanti – Ciudad del Vaticano

Hay tanto bien en el mundo. Pero es silencioso, como el sí de María del que habla el Evangelio de hoy: un sí a la bondad de Dios que ha cambiado profundamente la historia. Francisco habla de ello al encontrarse con el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres: mira la Navidad que se acerca, al Dios que se hace hombre y nos hace hijos de un solo Padre, por lo tanto, hermanos, y da gracias "por todo el bien que hay en el mundo". Sí, el mal hace mucho ruido, pero hay "muchos que se comprometen gratuitamente", gastando "su vida en el servir". Son muchos los que no miran hacia otro lado ante la injusticia, el escándalo del hambre, la pobreza, los abusos de los más pequeños, no se quedan indiferentes ante la dignidad humana pisoteada y ante los creyentes perseguidos. El Papa recuerda que hay que defender la vida de todos y toda la vida, desde "los no nacidos" hasta "la de toda persona necesitada de cuidados". Reitera la inmoralidad no sólo del uso sino también de la posesión de armas nucleares. Debemos ser "sembradores de paz" justo allí donde hay odio. La Navidad, en su genuina sencillez – afirma el Papa – nos recuerda que lo que realmente cuenta en la vida es el amor. Guterres agradeció a Francisco su mensaje de amor y esperanza para toda la humanidad.

El amor gratuito fue uno de los temas centrales del diálogo entre el Papa y los jóvenes del Colegio Albertelli de Roma quienes habían escrito los textos de las meditaciones del Vía Crucis del Viernes Santo de 2018. Una visita sorpresa que emocionó y conmovió. Amar cuesta, está hecho de "podaduras" de sí mismo, de paciencia y de sacrificios – dijo el Papa – pero es el camino que lleva a la alegría y supera la soledad y la tristeza. La fe atrae sólo si muestra el amor.

El Padre Raniero Cantalamessa habló de la concreción de la fe en su última predicación de Adviento en el Vaticano. Nosotros los cristianos a menudo amamos con palabras y no con hechos. De hecho, a veces ni siquiera con palabras, porque decimos muchas palabras malas: incluso entre nosotros mismos. Jesús sólo puede nacer en nuestros corazones si hacemos como María, que escuchó la palabra de Dios y la puso en práctica. 

La vida de los Santos, con sus gestos concretos, muestra la belleza del Evangelio. El Cardenal Angelo Comastri lo dijo durante la misa prenavideña celebrada esta mañana en la Basílica Vaticana para el Dicasterio para la Comunicación. Dejémonos atraer por la bondad –dijo – no por el egoísmo y el orgullo, porque lo que nos hace diferentes es la bondad. En la bondad esta la Navidad.

La Navidad es un tiempo especial que nos urge fuertemente a hacer espacio para el bien y rechazar el mal. En el Sacramento de la Reconciliación redescubrimos el amor de Dios, redescubrimos el amor a nuestros hermanos, encontramos la vida. Lo escribe el Cardenal Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor, en una carta a los sacerdotes confesores. Los invita a realizar este servicio con delicadeza y prudencia en el juicio, para no desanimarlos en el camino de la fe o en la lucha contra el pecado, porque el penitente no siempre puede llevar el peso de todo lo que le corresponde en el breve coloquio de la confesión.

En este tiempo de Adviento, la comunidad de la Secretaría de Estado se reúne todos los días para orar ante el pesebre y entonar cantos de varias lenguas y tradiciones. Los miembros de las distintas secciones lingüísticas se alternan con melodías en su propio idioma. No faltan iniciativas de solidaridad: una de ellas se dirige a los presos de la cárcel romana de Regina Coeli.

Finalmente, señalamos una aclaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El Secretario del Dicasterio, el Arzobispo Giacomo Morandi, intervino sobre las controversias generadas por algunas malas interpretaciones del estudio de la Pontificia Comisión Bíblica titulado "¿Qué es el hombre? Un itinerario de antropología bíblica". El documento – dijo a Vatican News – "ciertamente no se abre al divorcio, como señalan algunas personas, de manera distorsionada o instrumental, creen o quisieran". Además, el documento en el n. 185 afirma textualmente: "La institución del matrimonio, constituida por la relación estable entre marido y mujer, se presenta constantemente como evidente y normativa en toda la tradición bíblica. No hay ejemplos de unión legalmente reconocida entre personas del mismo sexo". Por lo tanto, concluye, "no existe ninguna apertura a las uniones entre personas del mismo sexo, como algunas personas afirman erróneamente”.