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La valentía de detenerse y contemplar

El punto sobre la actividad del Papa y de la Santa Sede. Francisco, durante la audiencia general del miércoles, invitó no sólo a armar el pesebre, sino a pararse ante él para hablar en intimidad con el Señor de la vida. Ayer su saludo llegó también a los presos y a las madres en dificultad en Milán. Además descacamos los tweets del Santo Padre en el día del migrante.

Sergio Centofanti - Ciudad del Vaticano

Dentro de pocos días será Navidad: en medio del ruido de la vida, necesitamos la sabiduría para detenernos y escuchar a Dios hablando en silencio. El Papa Francisco recordó esto durante la audiencia general de esta mañana dedicada a la "bella tradición del pesebre". Se trata de encontrar la valentía de dar nuestro tiempo a Dios para contemplar al Eterno que entró en la historia para cambiar el mundo, llevando la paz allí donde se fabrican las armas: "El Señor de la gloria ha dejado su cielo para estar con nosotros y transformar nuestra tierra en cielo".

El día en que la liturgia del Adviento recuerda la fe de San José, hombre de silencio, el Santo Padre nos invita a orar, que es un diálogo íntimo con el Señor, pero también es simplemente estar con el Dios que se ha acercado: orar es ante todo escuchar. Y la escucha verdadera cambia la vida. Entonces, el belén viviente de Dios hecho hombre se convierte en el Evangelio que se lleva "a los hogares, a las escuelas, a los lugares de trabajo y de encuentro, a los hospitales y a los asilos, a las cárceles y a las plazas": "Dios nace cuando abrimos nuestro corazón al prójimo que necesita nuestro amor".

Con ocasión de la audiencia general, el Papa se dirige siempre a los enfermos, los encuentra, los abraza con afecto. A los enfermos, pero también a los que cita el capítulo 25 del Evangelio de Mateo, los pobres, los prisioneros, los forasteros, todos los que nos necesitan, los encontraremos al final de los tiempos, cuando se nos juzgue por el amor. 

Y hoy el Pontífice, en su tweet para el Día Internacional de los Derechos de los Migrantes, recordó cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar. Se aplican a todos aquellos que necesitan nuestro amor y sirven "para construir la ciudad de Dios y del hombre". Mañana, Francisco se reunirá con los refugiados recién llegados de Lesbos con la ayuda de los corredores humanitarios y colocará una cruz - en el acceso al Palacio Apostólico desde el Patio del Belvedere - en memoria de los migrantes y refugiados.

Finalmente, el saludo del Papa llegó ayer a Milán, por medio del Cardenal Pietro Parolin, también a los presos de la prisión del municipio de Ópera y a las madres y niños necesitados apoyados por la Fundación Arché en un edificio en el barrio de Quarto Oggiaro. La experiencia de los presos es significativa: desde 2016, cuando se lanzó el taller "El sentido del pan", han producido más de tres millones de hostias destinadas a las parroquias de todo el mundo.

"Ustedes -dijo el Secretario de Estado- están colaborando con el Señor, para que Él pueda dar vida a tanta gente".
 

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18 diciembre 2019, 18:08