Generosidad y acuerdo universal para recomponer el pacto educativo
Ciudad del Vaticano
En su discurso a los cuarenta participantes en el Seminario organizado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales sobre “Educación: el pacto mundial”, el Santo Padre manifestó su alegría – al recibirlos este mediodía en la Sala del Consistorio – por el hecho de que reflexionen sobre este tema, puesto que hoy “es necesario – dijo – unir esfuerzos para alcanzar una alianza educativa amplia con vistas a formar personas maduras, capaces de reconstruir el tejido relacional y crear una humanidad más fraterna”.
El Papa a firmó que “a pesar de los objetivos y metas formulados por la Organización de las Naciones Unidas y otros organismos, y de los importantes esfuerzos realizados por algunos países, la educación sigue siendo desigual entre la población mundial”. Y añadió: La pobreza, la discriminación, el cambio climático, la globalización de la indiferencia, las cosificaciones del ser humano marchitan el florecimiento de millones de criaturas. De hecho, representan para muchos un muro casi infranqueable que impide lograr los objetivos y las metas de desarrollo sostenible y garantizado que se han propuesto los pueblos.
Educación ideal para todo el mundo
Francisco afirmó asimismo que “la educación básica es hoy un ideal normativo en el mundo entero”, tal como lo indican los datos empíricos de donde se deduce que se ha progresado reduciendo la brecha, lo que representa “un logro loable”. Sin embargo, el Pontífice les dijo que “cada generación debería reconsiderar cómo transmitir sus saberes y sus valores a la siguiente, ya que es a través de la educación que el ser humano alcanza su máximo potencial y se convierte en un ser consciente, libre y responsable”.
Tras recordar que “educar no es solamente trasmitir conceptos, sino que es una labor que exige que todos los responsables de la misma – familia, escuela e instituciones sociales, culturales, religiosas – se impliquen en ella de forma solidaria”, el Papa agregó que “para educar hay que buscar integrar el lenguaje de la cabeza con el lenguaje del corazón y el lenguaje de las manos”. Es decir:
Vehículos esenciales para el empoderamiento de las próximas generaciones
Por esta razón, “al fomentar el aprendizaje de la cabeza, del corazón y de las manos, la educación intelectual y socioemocional, la transmisión de los valores y las virtudes individuales y sociales, la enseñanza de una ciudadanía comprometida y solidaria con la justicia, y al impartir las habilidades y el conocimiento que forman a los jóvenes para el mundo del trabajo y la sociedad, las familias, las escuelas y las instituciones se convierten en vehículos esenciales para el empoderamiento de la próxima generación”.
Crisis del pacto educativo
El Pontífice también destacó que “hoy está en crisis, está roto” lo que él ha llamado el “pacto educativo”; ese que “se da entre la familia, la escuela, la patria y el mundo, la cultura y las culturas”. Y “está roto, y muy roto – dijo Francisco – y no se puede pegar o recomponer, no se puede zurcir, sino a través de un renovado esfuerzo de generosidad y acuerdo universal”. A la vez que explicó que el pacto educativo roto significa que tanto la sociedad, como la familia, o las distintas instituciones llamadas a educar delegan esta decisiva tarea educacional a otros, “evadiendo así la responsabilidad las diversas instituciones básicas y los mismos estados que hayan claudicado de este pacto educativo”.
Llamados a renovar y reintegrar
El Santo Padre recordó que estamos llamados “a renovar y reintegrar el esfuerzo de todos” por la educación, a fin de “rehacer un nuevo pacto educativo, porque solamente así podrá cambiar la educación”. “Y, para eso, hay que integrar los saberes, la cultura, el deporte, la ciencia, el esparcimiento y la recreación; para eso, hay que tender puentes de conexión, saltar el ‘chiquitaje’, que nos encierra en nuestro pequeño mundo, y salir al mar abierto global respetando todas las tradiciones”.
Sólo así – prosiguió Francisco – se podrá “promover una cultura del diálogo, del encuentro y de una mutua comprensión, de modo pacífico, respetuoso y tolerante. Una educación que capacita para identificar y fomentar los verdaderos valores humanos dentro de una perspectiva intercultural e interreligiosa”. Y para esto “la familia necesita ser valorada en el nuevo pacto educativo, puesto que su responsabilidad ya comienza en el vientre materno, en el momento del nacimiento. Pero las madres, los padres – los abuelos – y la familia en su conjunto, en su papel educativo primario, necesitan ayuda para comprender, en el nuevo contexto global, la importancia de esta temprana etapa de la vida, y estar preparados para actuar en consecuencia”.
Docentes: artesanos de las futuras generaciones
Hacia el final de su discurso el Pontífice rindió homenaje a los docentes, “los siempre mal pagados, porque ante el desafío de la educación siguen adelante con valentía y tesón”. Y definiéndolos “artesanos” de las futuras generaciones destacó que “con su saber, paciencia y dedicación van transmitiendo un modo de ser que se transforma en riqueza, no material, sino inmaterial”, y de este modo “se va creando al hombre y mujer del mañana”, lo que conlleva “una gran responsabilidad”.
Y “para respaldar y promover este proceso – dijo el Papa al concluir –, es necesario que tengan a disposición los recursos nacionales, internacionales y privados adecuados de manera que, en todo el mundo, puedan cumplir sus tareas de manera efectiva”. Por esta razón también destacó que en este Seminario los académicos de varias de las universidades más respetadas del mundo, “han identificado nuevas palancas para hacer que la educación sea más humana y equitativa, más satisfactoria, y más relevante para las necesidades dispares de las economías y sociedades del siglo XXI”.
Por último les dijo que entre otras cosas han examinado la nueva ciencia de la mente, el cerebro y la educación, la promesa de la tecnología de llegar a niños que actualmente no tienen oportunidades de aprendizaje, y el tema importantísimo de la educación de jóvenes refugiados e inmigrantes alrededor del mundo, de modo que “han abordado los efectos de la creciente desigualdad y el cambio climático en la educación, así como las herramientas para revertir los efectos de ambos y afianzar las bases para una sociedad más humana, más sana, más equitativa y feliz”.
Por todo esto el Papa Francisco los animó en esta tarea “tan importante y apasionante que tienen: colaborar en la educación de las futuras generaciones. No es algo del mañana, sino del hoy. Adelante, que Dios los bendiga. Rezo por ustedes y ustedes háganlo por mí. Muchas gracias”.
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