En Pentecostés se renueva la conciencia de que el Espíritu Santo habita en nosotros
Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano
El Papa Francisco en su alocución previa al Regina Coeli, nos recuerda que esta celebración de hoy, la Solemnidad del Pentecostés, memoria de la efusión del Espíritu Santo sobre la primera comunidad cristiana, es la fiesta que renueva la conciencia de la presencia vivificante del Espíritu Santo, que habita en nosotros.
El Espíritu Santo nos da la valentía de salir de los muros protectores de nuestros "cenáculos", sin descansar en la vida tranquila o encerrarnos en hábitos o costumbres, estériles. Es la misión de cada uno de nosotros. El Papa le pidió a la Virgen María, “protagonista con la primera Comunidad de la admirable experiencia de Pentecostés”, que obtenga para la Iglesia el ardiente espíritu misionero.
Paz a ustedes
Jesús resucitado se le aparece a los discípulos, en el Cenáculo, y les dijo: Paz a ustedes. Palabras que expresan el perdón concedido a los apóstoles que lo habían abandonado.
“Son palabras de reconciliación y perdón. Jesús ofrece su paz precisamente a estos discípulos que tienen miedo, que les cuesta creer lo que han visto, es decir, la tumba vacía, y que subestiman el testimonio de María de Magdala y otras mujeres. Jesús perdona y ofrece su paz a sus amigos”.
Perdonando a sus discípulos y reunirlos en torno a él, Jesús los hace su Iglesia: una comunidad reconciliada y lista para la misión. Los convierte en valientes testigos. Los Apóstoles son enviados a prolongar la misma misión que el Padre ha confiado a Jesús. Es hora de activarse, de ir en misión, no es hora de quedarse encerrado, ni de arrepentirse de los "buenos momentos" pasados con el Maestro, dijo el Papa.
Fortalecer nuestra fe
Durante los domingos de Pascua escuchamos primero este mismo episodio, añadió Francisco, luego el encuentro con los discípulos de Emaús, luego el del Buen Pastor, los discursos de despedida y la promesa del Espíritu Santo: todo está orientado a fortalecer la fe de los discípulos - y también la nuestra – ante la misión.
Y Jesús para animar la misión, les entrega a los Apóstoles su Espíritu: "Sopló sobre ellos y dijo: "Recibid el Espíritu Santo"". El Espíritu Santo es fuego que quema los pecados y crea hombres y mujeres nuevos; es fuego de amor con el que los discípulos pueden "incendiar el mundo", ese amor de ternura que prefiere a los pequeños, a los pobres, a los excluidos, recordó por último el Pntífice, y dijo que en los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación hemos recibido el Espíritu Santo con sus dones: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, conocimiento, piedad, temor de Dios. Pero este último don, afirmó Francisco, es lo contrario del miedo que antes paralizaba a los discípulos: es el amor al Señor, es la certeza de su misericordia y bondad, es la confianza de que podemos avanzar en la dirección indicada por él, sin perder nunca su presencia y su apoyo.
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