El viaje del Papa a África, "un recuerdo que impulsa a la acción"
Emanuela Campanile – Ciudad del Vaticano
Ha transcurrido un año ya del XXXI Viaje Apostólico del Papa Francisco a Mozambique, Madagascar y las Islas Mauricio. Realidades que tienen una gran conciencia del valor de sus jóvenes a pesar de las dificultades, y que las instituciones deben salvaguardar – como subrayó el Santo Padrre durante la conferencia de prensa en el vuelo de regreso a Italia – promoviendo "la protección del trabajo y de las familias".
La esperanza y la paz son el común denominador de los lemas elegidos para las visitas que el Pontífice realizó a estos tres países y cuyos acontecimientos actuales han puesto fuertemente a prueba. La gran isla de Madagascar lucha contra la pandemia y la pobreza, las Islas Mauricio se enfrentan a un desastre ambiental de gran trascendencia y Mozambique afronta diariamente la crisis de inestabilidad política. Y, sin embargo, es sobre todo del encuentro con el Papa que la población de este estado africano saca fuerzas.
Recuerdo inolvidable
Por su parte, el Padre Bernardo Suate, un mozambiqueño y nuestro enviado durante la primera etapa de aquel viaje apostólico, es testigo de esto. "Inolvidable”, es la palabra que repite varias veces en una entrevista en la que explica el valor de la cercanía del Pontífice al pueblo de Mozambique y a la Iglesia.
El Padre Suate cita una reciente carta pastoral que los obispos escribieron precisamente para conmemorar el primer aniversario de Francisco en Mozambique. En la que se aprecia que la Iglesia en esta nación desea que gran parte de la visita del Papa sea vivida, en primer lugar, como un signo de cercanía y solidaridad y que, por lo tanto, debemos recordarla. También recuerda que el año pasado Mozambique fue azotado por dos ciclones, en el centro y en el norte del país, precisamente en dos regiones en las que se produjeron entonces ataques terroristas y en las que había un clima de guerra y conflicto.
Momento de esperanza
De ahí que la llegada del Papa se haya interpretado como un momento de esperanza. En erecto, el Santo Padre mantuvo este espíritu de cercanía y solidaridad al mencionar los ataques en el norte de Mozambique durante la bendición Urbi et Orbi del día de Pascua, el 12 de abril de este año. Esto fue percibido como una señal de que estamos en su corazón.
Ante la pregunta de qué le deja esta experiencia, habiendo sido testigo, y en su calidad de sacerdote, el Padre Suate responde: que los obispos lo expresan de una manera absolutamente más apropiada porque tienen más palabras correctas y eso lo comparte absolutamente. Dicen que el Papa, con su presencia, ha venido a fortalecer nuestra fe. “Y esto es realmente cierto, porque la Iglesia no ha tenido momentos fáciles y no los tiene ni siquiera ahora”.
Fortalecer la fe
Y destaca que ciertamente están en dificultades, “tenemos que enfrentarnos a muchos desafíos – dice – y tenemos muchos problemas, pero no estamos solos. Hoy en día, la Iglesia católica universal tiene sus ojos puestos en nosotros aquí. Había este sentimiento, y esto es realmente hermoso, esto es lo que yo llamo "fortalecer la fe". El Papa hace esto y dice "sigue adelante", como le dijo al obispo en esa llamada telefónica sorpresa. Muchas veces el obispo ha dicho que las autoridades deben hacer más para proteger a la población que huye de la violencia y el Papa que sin demasiadas palabras dice:
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