Ángelus: “La viña es del Señor, no nuestra. La autoridad es un servicio"
Ciudad del Vaticano
El Papa Francisco se refirió, durante la oración del Ángelus, al texto evangélico de Mt 21, 33-43, que narra la parábola de los viñadores asesinos y hace notar que el texto es una advertencia a «los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo que están por emprender un camino errado. Tienen, en efecto, malas intenciones con él (Jesús) y buscan la manera de eliminarlo».
Cristo fue rechazado igual que los profetas
El Papa describe el relato evangélico, mostrando a un propietario que cuida de su viña, pero que tiene que ausentarse y se la arrenda a unos labradores. Llegado el tiempo de la cosecha envía a unos siervos a recoger los frutos. A estos, los viñadores los golpean y matan a algunos. Francisco continúa: “El propietario manda a otros siervos, más numerosos, que, sin embargo, reciben el mismo trato (cf. vv. 34-36). El colmo llega cuando el propietario decide enviar a su hijo: los viñadores no le tienen ningún respeto, al contrario, piensan que eliminándolo podrán adueñarse de la viña, y así lo matan también (cf. vv. 37-39)”.
Sobre el texto, Francisco afirma: “La imagen de la viña representa al pueblo que el Señor ha elegido y formado con tanto cuidado; los siervos mandados por el propietario son los profetas, enviados por Dios, mientras que el hijo es una figura de Jesús. Y así como fueron rechazados los profetas, también Cristo fue rechazado y asesinado”.
En el relato, dice el Papa, Jesús pregunta a los jefes del pueblo : "Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?" (v. 40). Y ellos, llevados por la lógica del relato, pronuncian su propia condena: el dueño -dicen- castigará severamente a esos malvados y "arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo" (v. 41).
Dios espera los frutos de su viña
El Papa afirma que, con esta parábola, “Jesús pone a sus interlocutores frente a su responsabilidad” y prosigue: “También hoy Dios espera los frutos de su viña de aquellos que ha enviado a trabajar en ella”.
El Obispo de Roma a continuación afirmó: “los que tienen autoridad en el pueblo de Dios pueden sentir la tentación de seguir su propio interés en lugar del de Dios. Pero la viña es del Señor, no nuestra. La autoridad es un servicio, y como tal debe ser ejercida, para el bien de todos y para la difusión del Evangelio”.
Los buenos obreros de la viña del Señor
Refiriéndose a la segunda lectura de la liturgia de este domingo, el Papa hace notar que san Pablo “nos dice cómo ser buenos obreros en la viña del Señor: todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta”. Con la vivencia de todos estos valores “daremos gloria al Padre que nos ama con infinita ternura, al Hijo que sigue dándonos la salvación, al Espíritu que abre nuestros corazones y nos impulsa hacia la plenitud del bien”.
El Papa finalizó dirigiéndose a la virgen María e invitó a los fieles a comprometerse a rezar el Rosario.
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