El Papa: Realizar buenas obras y mirar al futuro con esperanza
Vatican News
Al final de la mañana el Papa Francisco recibió en audiencia, en la Sala Clementina del Palacio apostólico, a la comunidad del Pontificio Colegio Filipino “de Nuestra Señora de la Paz y Buen Viaje", compuesta por sacerdotes, religiosas y fieles laicos, con motivo de los 500 años del primer anuncio de la fe cristiana en Filipinas y de la celebración de la primera Santa Misa, que tuvo lugar el 31 de marzo, día de Pascua, de 1561.
Además de manifestar su complacencia por este aniversario, el Santo Padre les dijo en su discurso que también merece ser recordada la fecha de la fundación de su Colegio, que data del 29 de junio de 1961. Y que San Juan XXIII lo inauguró personalmente el 7 de octubre de aquel año.
Mirar al futuro con esperanza
A partir de estos aniversarios el Papa compartió con todos ellos algunas reflexiones sobre el tiempo, “del que se compone nuestra vida y que es un don que Dios nos ha dado y ha confiado a nuestra responsabilidad, para que sepamos aprovechar la oportunidad de dar las ‘gracias’, para realizar buenas obras y mirar al futuro con esperanza”.
El pasado: caminar con la memoria
En primer lugar, el Pontífice los invitó a pensar en el pasado, en la historia que cada persona y cada realidad traen consigo. Y les dijo que “retroceder en el tiempo, incluso siglos, como lo hacemos con el nacimiento de la Iglesia en Filipinas, es caminar con la memoria, desandando los pasos de los que nos han precedido, para volver a los orígenes de su fe con sentimientos de gratitud y asombro por lo que se les ha dado”.
El Señor jamás abandona
Y tras destacar que esto vale para todo un pueblo y también para cada persona individual, como por ejemplo cuando se mira hacia atrás y se recuerda a quienes los han hecho enamorarse de Jesús, como puede ser un párroco, una religiosa, los abuelos o los padres, el Santo Padre les hizo una recomendación:
El futuro: una escuela de esperanza
“Si el pasado ofrece la oportunidad de ser conscientes de la solidez de nuestra fe y de nuestra vocación – prosiguió diciendo el Papa – el futuro amplía nuestros horizontes y es una escuela de esperanza”. Además, les recordó:
El presente: único tiempo que está en nuestras manos
Después de haber “viajado” al pasado y al futuro, Francisco les dijo: “Volvamos al presente, el único tiempo que está ahora en nuestras manos, y que estamos llamados a aprovechar para un camino de conversión y santificación”.
“Hoy es el momento de la concreción”, les dijo Francisco y teniendo en cuenta el por el que se encuentran en Roma, les recomendó ser serios y diligentes en sus estudios. A la vez que recordó lo que San Juan Pablo II dijo a sus predecesores en junio de 2001, que "a través de su compromiso con el estudio estarán preparados para llevar a cabo el ministerio de la Palabra, anunciando el misterio de la salvación con claridad y sin ambigüedades, distinguiéndolo de las meras opiniones humanas".
Y concluyó con las palabras que San Juan XXIII dirigió hace sesenta años a la primera comunidad del Colegio Filipino, para que todos los sacerdotes encuentren aquí “fe y cultura en fuente abundante y ambiente fraternal, y así pertrechados volverán a su patria, como escogidos pregoneros de la verdad”.
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