Francisco a Myanmar: que el odio y la injusticia den paso a la reconciliación
Giancarlo La Vella - Ciudad del Vaticano
Siguen llegando noticias de graves tensiones desde la antigua Birmania. Las manifestaciones en las calles contra el golpe de Estado militar del 1 de febrero están siendo duramente contestadas por las fuerzas del orden. Al menos 20 personas han perdido la vida en las manifestaciones. Una situación grave, por tanto, a la que el Papa Francisco en sus saludos en italiano dirigió su pensamiento, expresando la esperanza de que haya una solución a cualquier tensión.
De Myanmar siguen llegando tristes noticias de enfrentamientos sangrientos, con pérdida de vidas. Me gustaría llamar la atención de las autoridades implicadas sobre el hecho de que el diálogo prevalece sobre la represión y la armonía sobre la discordia. También hago un llamamiento a la comunidad internacional para que garantice que las aspiraciones del pueblo de Myanmar no se vean sofocadas por la violencia. Que a los jóvenes de esa querida tierra se les conceda la esperanza de un futuro en el que el odio y la injusticia dejen paso al encuentro y la reconciliación. Repito, por último, el deseo expresado hace un mes: que el camino hacia la democracia emprendido en los últimos años por Myanmar, pueda reanudarse mediante el gesto concreto de la liberación de los distintos líderes políticos encarcelados.
La Iglesia se moviliza por la paz
Desde el comienzo de la crisis, la Iglesia de Myanmar ha seguido haciendo llamamientos para que se ponga fin a la violencia. El cardenal Charles Bo, arzobispo de Yangon y presidente de los obispos birmanos, ha hablado de un país reducido a un campo de batalla y, como primer representante de la Iglesia local, ha propuesto un programa de diálogo y reconciliación al gobierno militar y a la oposición. El objetivo, también mencionado por el Papa, es que se retome el difícil camino hacia la democratización del país, duramente interrumpido por el golpe de Estado, y que se libere a la líder de la Liga para la Democracia, Aug San Suu Kyi, sometida a arresto domiciliario por la junta gobernante.
Por ahora, la imagen simbólica de esta fase de la historia de Myanmar, que ha dado la vuelta al mundo, sigue siendo la foto de la monja javeriana Ann Nu Twang, que de rodillas implora a las fuerzas de seguridad con equipo antidisturbios que no disparen; una propuesta de diálogo que esperemos no quede sin respuesta.
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