Sidra regresó a casa, el Papa entregó el Libro Sagrado a los cristianos de Qaraqosh
Francesca Sabatinelli – Ciudad del Vaticano
Sidra ha vuelto a la ciudad santa de Qaraqosh. El Libro Sagrado, que escapó a la furia iconoclasta del Is, confiado a la Federación de Organismos Cristianos de Servicio Internacional Voluntario (FOCSIV), que en 2017 lo llevó a Italia para permitir su restauración, fue devuelto este 7 de marzo por el Papa Francisco a los cristianos de la Llanura de Nínive, durante el Encuentro de oración en la Catedral de la Inmaculada Concepción de la ciudad cristiana mártir. El Libro Sagrado de la liturgia, del siglo XIV-XV, fue entregado por el Pontífice al Arzobispo de Mosul, Yohanna Butros Mouché. Traer a Sidra a casa y entregársela a sus fieles a través del Papa fue emotivo, explica a Vatican News desde Qaraqosh Ivana Borsotto, Presidenta de FOCSIV, presente en Iraq desde hace seis años, donde se dedica a apoyar y asistir a las poblaciones desplazadas en los campos de refugiados:
R.- Hemos experimentado una gran emoción, porque como FOCSIV también acompañamos este libro de refugiados y se entregó al final. El Papa Francisco lo devolvió a la catedral de Qaraqosh, así que para nosotros fue realmente una gran emoción. Las palabras del Papa tienen un poder evocador muy profundo, especialmente al escucharlas después de esta semana en la que nos hemos encontrado con tantas familias también aquí en Qaraqosh, que nos han contado lo que significa huir de la noche a la mañana, dejarlo todo, abandonar sus hogares y vivir durante tres años en campos de refugiados. Así que creo que las palabras del Papa transmiten la profunda comprensión que tiene por esta población. Su llamada también a la fraternidad y a ser hermanos en una tierra tan devastada no es fácil, pero es profundamente necesaria.
El Papa Francisco ha animado a todos los cristianos a reconstruir, les ha asegurado la cercanía de la Iglesia. En los encuentros que han tenido en estos días, ¿has encontrado ese deseo de volver a empezar?
R.- La reconstrucción ya ha comenzado y creo que la comunidad cristiana ha logrado transmitir mucha cercanía y solidaridad. Esto nos ha dado mucha fuerza, los cristianos no se han sentido solos en esta tierra. Sin embargo, también hemos sentido mucho cansancio y fatiga, porque, como ha dicho el Papa esta mañana, hay relaciones que están profundamente rotas. También ha habido muchos pasajes de Francisco sobre el perdón y creo que este es el gran reto que deben afrontar todos los iraquíes: entender cómo conseguir curar las heridas. El mensaje de la fraternidad es profundamente relevante, tal vez porque es la única medicina para sentirse hermano, para saber que todo está íntimamente ligado y que no se puede dejar de preocupar por lo que le pasa a los demás y, sobre todo, para saber que la esperanza no es algo que se viva solo, sino que sólo se puede vivir en comunidad. Lo hemos sentido: es una comunidad capaz de esperar con seguridad. La fraternidad no es un pensamiento ni una gramática, es una práctica y, justamente, el Papa Francisco nos llama a una práctica muy concreta, que se preocupa por las necesidades de las personas que tenemos cerca, que se hace cargo de las necesidades y por eso llama a la concreción y a la justicia social, una llamada muy fuerte, muy potente y muy útil en este país.
El Papa cerró su discurso con un pensamiento dirigido a las mujeres valientes, pidiendo que sean respetadas y protegidas en un país en el que, en cambio, son violadas en todos los aspectos de su vida. ¿Qué importancia tienen estas palabras?
R.- Fue fundamental: estuvimos allí y hubo un estallido de aplausos de las mujeres. Esto significa que el mensaje llegó alto y claro. Las mujeres que conocimos son todas mujeres muy fuertes, son el punto de referencia de sus familias, son el punto de referencia de las comunidades en las que viven. Estamos convencidos, profundamente convencidos, de que las mujeres son y serán el motor de la reconstrucción física, moral, comunitaria y cultural de este país, por lo que la esperanza es la mujer, diríamos...
¿Las palabras del Papa Francisco y su aliento han sido también importantes para ustedes?
R.- Absolutamente, porque confirman la utilidad y el sentido de nuestro trabajo. También estamos en la surco de la fraternidad y estamos más convencidos que nunca del compromiso que tenemos. La sensación y la conciencia de que la diversidad cultural y religiosa, en la que este país es rico, son una maravillosa oportunidad para conocerse y enriquecerse mutuamente, son cada vez más fuertes. Estamos especialmente satisfechos, como FOCSIV, de continuar nuestra labor, vamos a lanzar, en los próximos meses, un programa que dé continuidad al trabajo realizado en estos seis años, por lo que seguiremos apoyando y sosteniendo a las comunidades de desplazados, preocupándonos, en particular, de que puedan pensar en su futuro. Por ello, ofreceremos cursos de formación profesional para que las personas aprovechen el tiempo que tienen suspendido en los campos de refugiados para aprender profesiones y oficios. También ofreceremos oportunidades de servicios de apoyo psicológico con los grupos de ayuda para mujeres.
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