Los religiosos de Iraq se reúnen con el Papa: esperamos su toque paterno
Gabriella Ceraso - Ciudad del Vaticano
Es significativo que el Papa haya elegido celebrar su primer encuentro con la comunidad cristiana iraquí en la catedral de Sayidat al-Nejat (Nuestra Señora del Perpetuo Socorro), sede de la archieparquía católica siria de Bagdad, una de las mayores iglesias de la ciudad. Vibra en cada parte de esta iglesia un pasado de dolor y heridas aún abiertas. Esta catedral, en primer lugar, ha sido objeto de dos atentados terroristas, uno de los cuales, el 31 de octubre de 2010, perpetrado por el autodenominado Estado Islámico, fue extremadamente sangriento, en el que murieron 48 personas -entre ellas también dos sacerdotes-, y unas 70 resultaron heridas. Situado en el céntrico barrio de Karrada, el edificio actual, inaugurado en marzo de 1968, se construyó en lugar de una pequeña iglesia erigida en 1952, para acoger a los católicos sirios, que entonces eran cada vez más numerosos.
Aquí el Papa en su primer día en Iraq, dejará la Nunciatura en un coche blindado. A la entrada le darán la bienvenida Su Beatitud Ignace Youssif III Younan, Patriarca de Antioquía de los Sirios y el Arzobispo Ephrem Yousif Abba. En la plaza frente a la Catedral estarán 12 personas discapacitadas con sus cuidadores, a las que se espera que el Papa se detenga a saludar.
En vísperas de la visita del Papa, la hermana Narjis Henti, iraquí, nos habla de varios aspectos de la presencia de los cristianos y religiosos en el país que Francisco viene a reconfirmar en la fe y a animar en el compromiso de la cohesión social:
Entrevista con la hermana Narjis
¿Qué significa ser religioso en un país complejo como Iraq?
R.- La presencia de los religiosos en Iraq es de gran importancia, es sobre todo la presencia de Cristo, la que cada uno de nosotros ha conocido desde la infancia y luego ha reconocido en el dolor y las guerras que ha atravesado. Que Cristo amó como consolador y presencia cierta a nuestro lado. Desde mi infancia he sentido la presencia de Cristo en mi vida y en mi familia y he querido responder a su llamada. Ser religioso en Iraq también es importante por el contexto, en un país de mayoría musulmana en el que las libertades no son tan plenas como en Occidente: para nosotros estar aquí significa estar en el seno de la Iglesia iraquí que está viva y floreciente. Misas, catequesis, domingos, la comunidad se muestra viva y para cada uno de los religiosos representamos el vínculo con Dios, el único que da alegría y fuerza.
En la época e historia tan difícil de este país, ¿qué ha significado la presencia religiosa cristiana? ¿Qué importancia ha tenido?
R. - En Iraq, la presencia religiosa de los cristianos siempre ha sido importante, especialmente en las relaciones construidas con la mayoría musulmana. La relación con ellos es de confianza. El cristiano a sus ojos es una persona honesta, una persona que conoce a Dios, aunque sea un Dios diferente al de ellos. Para la Iglesia en general, la presencia cristiana a lo largo de los años ha sido sobre todo un testimonio y a partir de 2003, pero también antes, un testimonio de derramamiento de sangre. Así fue para una hermana mía asesinada en 2002, pero también en Mosul para nuestro padre espiritual o para el obispo: todos fueron testigos de alegría y coraje, testigos de la presencia de Jesús. Y este testimonio era importante no sólo para los cristianos, sino para todos los iraquíes.
Nada más llegar a Iraq, y tras saludar a las autoridades, el Papa se reunirá con religiosos y obispos en la catedral siro-católica de Sayidat al-Nejat, escenario de un violento atentado en 2010 con decenas de víctimas entre cristianos y musulmanes. ¿Qué le gustaría que el Papa le dijera para animarle en su elección de fe?
R. - Yo diría que la sola presencia del Papa, incluso sin palabras, nos basta y es una gran alegría. Es la primera vez que un Papa llega a Iraq, un país profundamente arraigado en el cristianismo, por lo que el mero hecho de que esté entre nosotros nos da esperanza, alegría y es un impulso para seguir adelante en nuestro camino, para superar los obstáculos que experimentamos a diario. ¿Qué esperamos? Esperamos un toque paterno, que nos acoja como siempre sabe hacerlo y nos una a nuestra Iglesia en el mundo, sin hacernos sentir abandonados, sino una sola Iglesia, ortodoxa, armenia, católica.
En la misa del domingo por la tarde en el estadio de Erbil, último momento del viaje del Papa, la celebración estará animada por cantos y música en diferentes idiomas. ¿Puede la música, el canto, la tradición oral, tan rica y diversa en su tierra, ser un factor de unidad?
R. - La música es el corazón de la humanidad y también en Iraq ha tenido un papel importante desde el principio. Fue la tradición oral la que nos mantuvo unidos a Cristo. La música es el corazón que nos une a todos. Así, si una persona escucha una canción o una oración en arameo o en árabe o en otras lenguas locales, todos nos sentimos unidos por una herencia que nos pertenece, por una música que llega a los corazones, un signo que recuerda el mensaje de fraternidad del Papa. En efecto, la fraternidad puede expresarse a través de la amistad, pero también llamando a los corazones para decir: estamos aquí y nuestro país saldrá adelante, y esto es lo que hace la música. Sobre todo, la Iglesia siempre ha dado testimonio de la presencia del Señor, que emerge a través de los cantos y las oraciones de los fieles, que pueden almacenar un patrimonio cultural desde una edad muy temprana.
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