El Papa Francisco: la Transfiguración, signo concreto del amor de Dios
Benedetta Capelli - Ciudad del Vaticano
"Una aparición pascual anticipada", pero también "un regalo de amor infinito de Jesús" que muestra la gloria de la Resurrección, "un atisbo del cielo en la Tierra". En su magisterio, el Papa Francisco se ha detenido muchas veces en el significado de la Transfiguración, fiesta que cae el 6 de agosto, porque según la tradición tuvo lugar 40 días antes de la crucifixión, 40 días antes de la fiesta de la Exaltación de la Cruz, el 14 de septiembre.
Destellos de luz
Subiendo a la montaña con Pedro, Santiago y Juan, Jesús mostró su gloria, transfigurándose y brillando con luz, para luego entrar en diálogo con Moisés y Elías. Una luz que es "la luz de la esperanza, la luz para atravesar las tinieblas". El Papa Francisco, en el Ángelus del 28 de febrero de 2021, explica que las tinieblas no tienen la última palabra, que ante "los grandes enigmas" de la vida, estamos llamados a detenernos y volver la mirada a Cristo:
“Necesitamos, pues, otra mirada, una luz que ilumine en profundidad el misterio de la vida y nos ayude a ir más allá de nuestros propios esquemas y de los criterios de este mundo. También nosotros estamos llamados a subir a la montaña, a contemplar la belleza del Resucitado que enciende destellos de luz en cada fragmento de nuestra vida y nos ayuda a interpretar la historia a partir de la victoria pascual”.
La oración para buscar a Dios
"El Señor – afirma el Papa en el Ángelus del 17 de marzo de 2019 – nos hace ver el final de este camino que es la Resurrección, la belleza, cargando con su propia cruz, nos invita en la Transfiguración a seguir el camino de los discípulos, la "perspectiva del sufrimiento cristiano" que no es un "sadomasoquismo", es un "paso necesario pero transitorio" hacia la luz.
“Subamos a la montaña en oración; oración silenciosa, oración del corazón, oración... Siempre buscando al Señor. Permanezcamos unos instantes en el recogimiento, cada día un rato, fijemos nuestra mirada interior en su rostro y dejemos que su luz nos impregne e irradie en nuestra vida”.
La misión del cristiano
Es al volver de la montaña, lleno de la luz recibida, cuando se realiza la misión del creyente. En efecto, es en el rostro luminoso de los que rezan, en la llama que se ha encendido en sus corazones, donde se puede irradiar en la vida de los demás, dando testimonio de la verdad y de la fe.
“Encender pequeñas luces en el corazón de la gente; ser pequeñas lámparas del Evangelio que lleven un poco de amor y esperanza: ésta es la misión del cristiano”.
"Transformados por la presencia de Cristo y el ardor de su palabra, seremos – subraya el Papa en el Ángelus del 6 de agosto de 2017 – un signo concreto del amor vivificante de Dios por todos nuestros hermanos, especialmente por los que sufren, por los que se encuentran en la soledad y el abandono, por los enfermos y por la multitud de hombres y mujeres que, en distintas partes del mundo, son humillados por la injusticia, la prepotencia y la violencia".
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