Papa en Budapest: "Cristianos y judíos, construyamos juntos la paz"
Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano
El domingo 12 de septiembre, el Papa Francisco inició su viaje apostólico a Budapest (capital de Hungría) con motivo de la Misa de clausura del 52° Congreso Eucarístico Internacional, cuya segunda etapa se desarrollará en Eslovaquia y durará del 12 al 15 de septiembre.
Alrededor de las 10 de la mañana (hora local) y tras haber saludado a las autoridades húngaras y a los obispos del país, el Santo Padre participó del encuentro con el Consejo Ecuménico de las Iglesias y los representantes de la Comunidad judía, como signo de unidad, organizado en el Museo de Bellas Artes de Budapest.
En su discurso el Pontífice agradeció las palabras de bienvenida y los alentó a seguir trabajando juntos en la caridad, unos con otros:
Por otro lado, el Papa hizo hincapié en que "quien sigue a Dios está llamado a dejar atrás" varios aspectos de la vida:
Retomando la evocadora imagen del Puente de las Cadenas, que une las dos partes de la ciudad de Budapest, Francisco dijo que este "no las funde en una, pero las mantiene unidas" y que así deben ser los vínculos entre judíos y cristianos, dejando atrás el pasado y sus dolores:
En este contexto, el Pontífice animó a todos a comprometerse y a promover juntos "una educación para la fraternidad", para que los brotes de odio que quieren destruirla no prevalezcan:
Asimismo, el Papa citó en su alocución a una de las tantas "figuras de amigos de Dios que han irradiado su luz en las noches del mundo", como lo fue para Hungría el gran poeta Miklós Radnóti, "cuya brillante carrera fue truncada por el odio ciego de quienes, sólo porque era de origen judío, primero le impidieron ejercer la docencia y luego lo arrancaron de su familia".
Francisco recordó que a pesar de estar encerrado en un campo de concentración, "en el abismo más oscuro y depravado de la humanidad"; Radnóti siguió escribiendo poesías hasta su muerte, tal como lo refleja su obra, el Cuaderno de Bor, el único poemario que ha sobrevivido a la Shoah.
El Santo Padre subrayó que al igual que escribió el poeta Radnóti, «Soy también yo una raíz ahora… Fui una flor, me he convertido en una raíz», nosotros estamos llamados a convertirnos en raíces, haciendo fructificar la Palabra de Dios en la tierra:
"Sólo si estamos profundamente arraigados podremos alcanzar la cima. Enraizados en la escucha del Altísimo y de los demás, ayudaremos a nuestros contemporáneos a acogerse y amarse. Solamente si somos raíces de paz y brotes de unidad seremos creíbles a los ojos del mundo, que nos mira con la nostalgia de que florezca la esperanza. Gracias, y buen camino", concluyó Francisco.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí