Monseñor Manuel Nin evalúa la visita del Papa a Grecia

Felipe Herrera-Espaliat desde Atenas, Grecia

Monseñor Manuel Nin i Güell, ¿cómo evalúa la vista del Papa Francisco a Grecia?

Mi evaluación es muy positiva, desde la alegría de un obispo cristiano que recibe al obispo de Roma con el que está en plena comunión, y lo recibe junto con sus fieles. Hoy en la misa había una representación de nuestros fieles, y fue muy lindo cuando, al final de la misa, el Papa regaló a los tres obispos de Atenas -donde hay una comunidad latina, otra bizantina y otra armenia- un cáliz a cada una de estas tres iglesias. Fue un momento eclesiológicamente muy fuerte. El Papa ha visitado algunas realidades de Atenas, y esta mañana hemos estado fuera de Atenas, en Lesbos, en la isla donde hay una cantidad de prófugos y de refugiados de guerra. Ha sido muy impactante ver ese momento en que diversos prófugos dieron sus testimonios de cómo habían vivido y cómo habían sido recibidos, acogidos en Grecia. Han sido momentos muy intensos. La celebración de ayer en la Catedral de San Dionisio con religiosos, sacerdotes y los obispos fue un momento eclesial muy lindo. Todos estos días han sido muy buenos, y empezó con un pequeño milagro, un signo. Media hora antes de que el avión del Papa aterrizara en Atenas llovía, diluviaba. Cinco minutos antes de aterrizar se abrió el cielo, salió el sol y nos permitió recibir al Papa sin lluvia. Fue un signo realmente del cielo, de alguna manera, un signo de una bendición de estos días del Papa en Atenas y en Grecia.

¿Qué rescata del discurso que el Papa dirigió a las autoridades y al Cuerpo Diplomático y en el que advirtió sobre el debilitamiento de la democracia?

El discurso del Papa en el Palacio Presidencial fue muy fuerte, que interpreté como dirigido a Grecia, pero también a Europa, sobre todo en un momento en que la realidad de la Unión Europea, de lo que Europa podría ser y tendría que ser puede temblar por diversas razones. Yo creo que el mensaje fue muy fuerte, yo diría de los mensajes a Europa más impactantes que le he escuchado últimamente y creo que ha sido muy bueno en este momento en Grecia, en el lugar donde -como se dice tradicionalmente- nació la democracia, un lugar muy al sur de Europa, a veces olvidado por Europa; pero en este lugar, el Papa dio un mensaje muy fuerte a toda Europa.

¿Qué le parecieron los gestos que tuvo el Santo Padre para con la comunidad ortodoxa griega y con Su Beatitud Jerónimo?

Ha sido un momento muy importante de subrayar este diálogo ecuménico de pequeños pasos que, cuando caminamos a pequeños pasos se camina igualmente, aunque está la impresión de que no se camina tanto, pero creo que ha sido muy positivo el mensaje del Papa al Arzobispo Jerónimo, que es el jefe de la Iglesia Ortodoxa en Grecia. También la referencia que el Papa hizo a hechos del pasado que pudieron dañar la comunión, que no ayudaron, creo que es un mensaje muy bueno, muy positivo. Yo lo valoro con un gran interés, incluso para nosotros que somos orientales católicos que estamos ya en plena comunión con el Obispo de Roma, pero creo que es un mensaje que nosotros mismos tenemos que releer y profundizar, que ya estamos en la comunión católica, pero va dirigido también a nosotros.

¿Cómo avanza de ahora en adelante la Iglesia Católica en Grecia?

Somos seis diócesis pequeñas, pero creo que este momento nos sirve espiritual y eclesialmente como un empujón fuerte, como si el Papa nos hubiera dicho “eres una Iglesia que tiene que caminar, tienes que vivir tu fe en este lugar donde eres minoritaria, pero existes. Y allí eres valorada, estimada, desde Roma y también desde Grecia”.