Buscar

Siete días con el Papa Francisco

La inauguración del pesebre y la iluminación del árbol de Navidad instalados en la Plaza de San Pedro y la audiencia del Papa Francisco a las delegaciones de Huacavelica, Perú y Andalo, Italia, que donaron el pesebre y el árbol, respectivamente, marcaron las actividades del Pontífice esta semana.

Renato Martinez - Ciudad del Vaticano

Las actividades del Papa Francisco durante los últimos siete días estuvieron marcadas por la alegría, el gozo y la reflexión. Un momento de recogimiento le brindo el Encuentro con los miembros de la Fuerza Aérea Italiana, a quienes recibió en audiencia la mañana de este 10 de diciembre, con ocasión de la conclusión del Jubileo Lauretano en Loreto. A los “miembros del Ejército del Aire”, el Papa les recordó que estamos hechos para volar espiritualmente, porque somos hijos de un “Padre que nos dice: "Sean santos, porque yo soy santo". Que es como decir: ¡vuela alto!”, por tanto, les pidió que no sigan su egoísmo, que los lleva a encerrarse a sí mismos; al contrario, se deben abrir a Dios y a los demás, dando lugar, dijo el Pontífice, a la gratuidad, al servicio, a la magnanimidad, y así sus vidas tomarán vuelo.

Inauguración del pesebre y del árbol de Navidad

Mientras que un momento de alegría se vivió la tarde de este 10 de diciembre, al momento de la inauguración del pesebre proveniente de la región de Huancavelica, en Perú y el encendido de las luces del pino proveniente de los bosques de Andalo, en Italia, que han sido instalados en la Plaza de San Pedro. La ceremonia, que se llevó a cabo en el Aula Pablo VI debido a la lluvia, se abrió entre las notas del himno del Estado Vaticano, interpretado por la Banda del Cuerpo de Gendarmería y de Perú, que este año celebra el Bicentenario de la Independencia.

Al presentar la ceremonia, el Arzobispo Fernando Vérgez Alzaga, presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, recordó que el árbol y el pesebre son signos importantes en este tiempo de Adviento: "Es como alumbrar el camino para el Señor que viene". A continuación, subrayó que los habitantes de dos cadenas montañosas, los Dolomitas y los Andes, se unen para rendir homenaje al Niño Jesús.

Ángelus del Papa Francisco

Este III Domingo de Adviento, el Papa Francisco dedicó su alocución antes del rezo mariano del Ángelus a cómo debemos prepararnos para la Navidad.  Ante una plaza de San Pedro soleada y repleta de fieles y peregrinos, el Santo Padre desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico lanzó una pregunta, la misma que muchas personas hicieron a Juan el Bautista ante el anuncio de la llegada del Mesías: ¿Qué debemos hacer?

En su reflexión, el Papa explicó que esa pregunta no nace de un “sentido del deber”, sino que “es el corazón tocado por el Señor, es el entusiasmo por su venida lo que lleva a decir: ¿qué debemos hacer?”.  Como ejemplo, el Santo Padre recordó que cuando pensamos en la llegada de un ser querido que viene a visitarnos lo esperamos “con alegría e impaciencia” y nos preparamos, “nos pondremos manos a la obra”.  “Así es con el Señor -subrayó el Papa -la alegría de su venida nos hace decir: ¿qué debemos hacer?”. Pero también, afirmó el Pontífice, “Dios eleva esta pregunta a un nivel superior: ¿qué hacer con mi vida? ¿A qué estoy llamado? ¿Qué es lo que me llena?”. Y la respuesta – dijo – está en el Evangelio.

Santo Rosario en honor a María de Guadalupe

Ese día, después de rezar a la Madre de Dios, el Santo Padre saludó a los fieles desde Alaska hasta la Patagonia que celebraron a la Virgen de Guadalupe.

Saludo con afecto a las comunidades de todo el continente americano y de las Filipinas. ¡Cuántas banderas de países americanos!, que se han reunido aquí en la plaza de San Pedro a rezar el Rosario para honrar a la Virgen de Guadalupe y para consagrarse a ella. ¡Los felicito! Felicito a ustedes que con este gesto se han unido a quienes desde Alaska hasta la Patagonia festejan a Santa María de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quien se vive cada 12 de diciembre. La Virgen de Guadalupe y San Juan Diego nos enseñan siempre a caminar juntos desde las periferias hasta el centro en comunión con los sucesores de los apóstoles, que son los obispos para así, ser Buena Noticia para todos. Esta experiencia debe repetirse, una y otra vez. De este modo, Dios que es comunión animará a la conversión y a la renovación de la Iglesia y de la sociedad, que tanto necesitamos en las Américas. La situación de tantos países americanos es muy triste y también necesitamos en el mundo. Me alegra que con actos de fe y de testimonio público, como el que ustedes han realizado hoy, comencemos a preparar el Jubileo Guadalupano del 2031 y el Jubileo de la Redención del 2033. ¡Tenemos que mirar adelante siempre! Todos juntos ¡viva la Virgen de Guadalupe!

Audiencia del Papa al Instituto Seráfico de Asís

Un largo aplauso y el saludo de la Presidenta del Instituto Seráfico de Asís, Francesca Di Maolo, marcó el encuentro del Papa Francisco con la delegación de niños asistidos por esta entidad eclesiástica, este 13 de diciembre, en el Aula Pablo VI del Vaticano.

Al tomar la palabra, el Santo Padre recordó su visita a esta Institución el 4 de octubre de 2013 y al fundador, San Ludovico da Casoria, quien, inspirado en el cuidado amoroso de San Francisco por los enfermos y marginados, quiso establecer un Instituto para ciegos y sordomudos.

“Es importante considerar a la persona discapacitada como uno de nosotros, que debe estar en el centro de nuestra atención y preocupación, y también en el centro de la atención de todos y de la política. Este es un objetivo de la civilización”.

Audiencia General sobre la figura de San José

En la Audiencia General de este miércoles, el Santo Padre continuó con su ciclo de catequesis sobre la figura de San José, en la cual invitó a aprender de él a unir el silencio con la acción.

“En contraste con este mundo ruidoso y caótico en que vivimos, el silencio nos da miedo y nos inquieta, eso es verdad. Pero no nos aflijamos. Sigamos, en cambio, el ejemplo de san José de ponernos a la escucha atenta del Espíritu Santo que vive en nosotros, para que la fuerza transformadora de su amor convierta nuestros corazones y de nuestra boca salgan sólo palabras buenas de bendición, de aliento y comprensión que edifiquen, sostengan y consuelen a todos nuestros hermanos y hermanas”. 

El Papa concluyó su catequesis con una oración a San José, hombre de silencio, para que nos enseñe a ayunar de las palabras vanas, a redescubrir el valor de las palabras que edifican, animan, consuelan, sostienen. Para ser cercanos a aquellos que sufren a causa de las palabras que hieren, como las calumnias y las maledicencias, y ayúdanos a unir siempre los hechos a las palabras.

Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí

17 diciembre 2021, 16:47