La vejez no debe ocultarse, es el "magisterio de la fragilidad”
Vatican News
Prosiguiendo con su serie de catequesis sobre la vejez, el Papa Francisco ofreció la 12º reflexión inspirada en el Salmo 71, que reza: "No me abandones cuando mis fuerzas flaqueen". En efecto, para introducir este tema se leyeron algunos versículos que expresan, entre otras cosas: Tú, Señor mío eres mi esperanza y mi confianza desde mi juventud. Desde el vientre de mi madre eres mi apoyo. Muchas angustias y adversidades me has mostrado: tú me darás de nuevo la vida, me levantarás de las profundidades de la tierra, aumentarás mi honor y volverás a consolarme.
Al tomar la palabra, el Santo Padre explicó que en esta catequesis deseaba considerar, con el salmista, “la fragilidad y la vulnerabilidad presentes en la vida de los ancianos”. Se trata de una realidad, afirmó, que ya es dura en sí misma, que “da origen en nuestra civilización a situaciones de abandono, de engaños y de abusos contra las personas mayores”.
La cultura del descarte de nuestra sociedad
Ante esta situación Francisco dijo a los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, que “el salmista reafirma su confianza en el Señor, que es para él ‘la roca de refugio’”. En efecto, prosiguió, “cuando nuestras fuerzas se terminan, el Señor nos colma de seguridad y fortaleza”.
Acoger el magisterio de la fragilidad
El Obispo de Roma invitó a “acoger el magisterio de la fragilidad, que la vejez pone antes nuestros ojos de manea creíble en todo el arco de la vida humana, pues todos tenemos necesidad de confiar en Dios e invocar su ayuda”.
Saludos del Papa
Al saludar cordialmente a los peregrinos de lengua española, el Santo Padre les dijo:
A los fieles de lengua portuguesa, de modo especial a los grupos de peregrinos procedentes de Brasil y de Faro en Portugal y a los alumnos y profesores de la Escuela secundaria de Sobreira, Francisco les recordó que ayer, al finalizar el mes de mayo, dirigimos a la Virgen nuestra insistente petición de paz. Y agregó que “seguimos unidos a Ella, esperando un nuevo Pentecostés, pidiendo que el don del Espíritu Santo nos haga redescubrir caminos de diálogo y de unidad”, a la vez que los encomendó a la protección maternal de la Virgen María.
A los peregrinos de lengua inglesa, de entre quienes destacó especialmente a los procedentes de Inglaterra y Estados Unidos de América y a los numerosos grupos de jóvenes estudiantes, el Santo Padre les dijo:
En sus saludos a las personas de lengua francesa, sobre todo a los alumnos del instituto de la Inmaculada Concepción de Laval y a los del Instituto del Oratorio de Lyon, Francisco les recordó:
También a los peregrinos de lengua alemana el Papa les deseó que el Espíritu Santo, “al que invocamos especialmente en estos días previos a Pentecostés”, les enseñe “el estilo de Jesús” y los “fortalezca en la verdad y el amor. Señor, envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra”.
En su saludo cordial a los peregrinos polacos Francisco les recordó que “hoy comenzamos el mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, fuente de amor y de paz”. De ahí su invitación a que se abran a este amor y que lo lleven "hasta los confines de la tierra", “testimoniando la bondad y la misericordia que brotan del Corazón de Jesús”.
A los fieles de lengua árabe, el Pontífice les dijo que “los ancianos, por su debilidad, pueden enseñar a los de otras edades de la vida que todos necesitamos entregarnos al Señor” e invocar su ayuda, “porque Dios es siempre nuestra esperanza y nuestro apoyo".
Por último, antes de rezar el Padrenuestro en latín y de impartir a todos su bendición apostólica, el Papa dio su cordial bienvenida a los peregrinos de lengua italiana y saludó de modo especial a la representación de la fundación "Il Villaggio del Fanciullo" (La aldea del niño) de Lucca, acompañados por el arzobispo Paolo Giulietti. También saludó a los miembros de la Unidad Pastoral del Centro Histórico de Salerno; a los nuevos capellanes de las cárceles, que están participando en un encuentro formativo; y a la Banda de Castellana Grotte.
Luego el Santo Padre dirigió su pensamiento, como es costumbre, a los ancianos, los enfermos, los jóvenes y los recién casados, a quienes les recordó:
"El próximo domingo celebraremos la solemnidad de Pentecostés. Que el Espíritu Santo sea para ustedes, jóvenes, como el ‘viento y el fuego’ que los preservan del letargo, impulsándolos al amor de los grandes ideales y al compromiso con la Iglesia y la sociedad. Que sea para ustedes, ancianos y enfermos, el 'Consolador' que los acompañe en su trabajo diario, dándoles la certeza del amor de Dios. Que sea para ustedes, recién casados, una fuente de ‘comunión’ que los haga crecer en el amor mutuo. Mi bendición para todos”.
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