Francisco en podcast reflexiona sobre su vida personal
Vatican News
“Mi corazón es un depósito, está lleno de cosas que guardo. Tengo que ampliar las estanterías a cada rato. En eso soy medio ‘coleccionista’ en el buen sentido de la palabra, no quiero perder nada de lo bueno que la gente me da. La gente te gratifica tanto, con ejemplos, con palabras, con uno o dos hechos. El cura está para enseñar a la gente, pero yo creo que es mucho lo que aprendemos de la gente si los miramos”.
Así comienza la entrevista que el Papa Francisco concedió al presbítero argentino Guillermo Marcó, quien fuera el encargado de la Oficina de Prensa del Arzobispado bonaerense mientras Bergoglio era arzobispo. 22 minutos de la charla, que duró una hora y media en total y tuvo lugar el 9 de junio, fueron publicados el domingo 3 de julio en “Marcó tu semana, de la tele a las redes”, el podcast producido por Marcó.
El coloquio se centró en cuestiones más personales del Pontífice: su vida espiritual, su etapa fuera de la Argentina natal; no se abordan asuntos coyunturales. Al ver que todos estos temas eran tratados en otros medios, prefirió hablar sobre tópicos "de la vida más simple", planteándole "preguntas que yo muchas veces me hago, porque cuando conocés a alguien, sabés cómo vivía, sabés cómo rezaba”, puntualizó el exportavoz en la presentación de su podcast.
“Muchas veces él te decía, frente a un problema: ‘Bueno, dejá que lo rezo y después te contesto’”, comentó Marcó.
¿Cómo es la oración de un Papa?
La primera cuestión que charlaron fue la vida de oración. Francisco sostuvo que “la oración de obispo es cuidar el rebaño para decirlo en términos evangélicos, y el Papa es un obispo, así que sigue con el mismo estilo. Es similar: pedir, interceder, agradecer por todo el bien que se hace”.
“¿Seguís siendo un madrugador de la oración?”, le consultó Marcó, y el obispo de Roma contestó: “Sí, eso sí, porque si no rezás a la mañana, no rezás más, porque te agarra la picadora de carne”.
Callejear, la mayor nostalgia de la vida en Buenos Aires
Lo que el Sucesor de Pedro más extraña de la capital argentina es la posibilidad de callejear, como él mismo explicó:
"Allá en Buenos Aires o iba caminando o iba en el bus, etcétera. Acá las dos veces que tuve que salir me agarraron in fraganti. Dos veces, en invierno. Siete de la tarde que no pasa nada, todo oscuro... Cuando fui a la óptica una señora desde el balcón (gritó) ‘¡El Papa!’ y ahí se acabó. Y cuando fui a la disquería que no había nadie -fui a bendecir porque era una disquería de amigos que la habían reestructurado y todo- la gente me pidió ‘¿Por qué no viene usted que nos ayudó tanto?’. Entonces yo fui. Oscuro... Tanta mala suerte que justo ahí hay una parada de taxis cerca, había un periodista esperando un amigo para tomar un taxi”.
¿Qué se siente frente a la inmensa responsabilidad?
Respecto a su estado espiritual ante su misión al frente de la Iglesia, el Papa sostuvo que “el Espíritu Santo te da muchos frutos, pero nunca se habla de que te anestesia. Y a veces, siento que estás anestesiado frente a situaciones que te harían sufrir mucho y, sin perder la situación, poder moverte”.
“Donde hay crisis, se crece”
Otro de los temas tratados en la entrevista fue la gestión de las crisis: “Una de las cosas que aprendí acá es que no sabemos manejar las crisis, y las crisis son las que nos hacen crecer”, declaró el Papa.
Luego, Francisco citó a los fundadores de la Unión Europea como ejemplos de hombres que supieron manejar las crisis y crecieron con ellas, “no las transformaron en conflicto, o blanco o negro”.
“Cuando vos transformás una crisis en conflicto, perdiste. La unidad es mayor al conflicto, o sea, el conflicto te reduce”, dijo.
El testimonio de la ancianidad en primera persona
Por último, tomando como disparador el ciclo de catequesis sobre las personas mayores, que el Obispo de Roma comenzó el 23 de febrero de este año durante las Audiencias Generales, Marcó quiso saber cómo el Papa afronta esta etapa de su vida: “Yo, a esta edad, me río de mí mismo y sigo adelante”, manifestó.
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