Nueva llamada telefónica entre el Papa y Zelenski, que le agradece las oraciones

Andrea De Angelis - Ciudad del Vaticano 

La conversación telefónica entre el Papa y el presidente ucraniano Volodymyr Zelenski tuvo lugar el viernes 12 de agosto, casi seis meses después del inicio de la guerra en Ucrania. Una conversación que forma parte de la solidaridad expresada reiteradamente por Francisco a todo el pueblo ucraniano. La noticia fue anunciada por el mismo Zelenski, que en un tuit habló de los horrores que sufre la población ucraniana desde la invasión rusa del 24 de febrero, expresando su agradecimiento al Papa por sus oraciones. Poco después, también en un tuit, el embajador ucraniano ante la Santa Sede, Andrii Yurash, reiteró la noticia de la conversación telefónica, añadiendo que "el Estado y la sociedad ucraniana estarán felices de saludar al Santo Padre", esperando una visita de Francisco a Kiev. 

Las otras conversaciones 

El mismo Zelenski, que intervino el pasado 22 de marzo en hang-out con el Parlamento italiano, había abierto el enlace de vídeo diciendo que había hablado con el Papa: "Pronunció -dijo- palabras muy importantes". Otra conversación telefónica entre ambos se produjo el pasado 26 de febrero, dos días después del ataque ruso. En esa ocasión, Francisco había expresado al presidente "su más profundo dolor por los trágicos acontecimientos que están teniendo lugar en el país". Zelenski informó poco después: "Agradecí al Papa que rezara por la paz en Ucrania y por una tregua. El pueblo ucraniano siente el apoyo espiritual de Su Santidad".

En numerosas ocasiones, desde el comienzo del conflicto, el pensamiento del Papa se ha dirigido al pueblo ucraniano. Incluso en su última audiencia general, el 10 de agosto, Francisco habló de lo que está sucediendo en Ucrania, refiriéndose a las personas "que todavía sufren por esta cruel guerra", con un pensamiento especial para los "muchos migrantes que están llegando continuamente". Del Papa, en estos meses, también el llamamiento a no acostumbrarse a la guerra, a no cansarse de hacer el bien a través de la acogida y la solidaridad con los hermanos y hermanas víctimas de este conflicto.