Francisco a Comunión y Liberación: Amen siempre a la Iglesia
Sebastián Sansón Ferrari, Ciudad del Vaticano
Han venido de distintas partes de Italia y de varios países (más de 60). El movimiento no ha perdido su capacidad de convocatoria y movilización. Lo resaltó el Papa Francisco en su discurso a los 60.000 miembros de “Comunión y Liberación” (CL), congregados en la Plaza de San Pedro en una soleada mañana de este sábado 15 de octubre.
Con un agradecimiento por el hecho de que hayan querido manifestar su comunión con la Sede Apostólica y su afecto por el Papa, Francisco también exteriorizó su gratitud al Presidente de la Fraternidad, el profesor Davide Prosperi, así como a Hassina y Rose, que compartieron sus experiencias. Luego, saludó al Cardenal Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
Bergoglio recordó el motivo del evento multitudinario: celebrar el centenario del nacimiento de Don Luigi Giussani, fundador de CL. “Lo hacemos con gratitud en nuestros corazones”, dice, y expresa su gratitud personal por el bien que le ha hecho, como sacerdote, la meditación de alguno de los libros. Aclara que también lo hace como Pastor universal por todo lo que fue capaz de sembrar e irradiar por doquier para bien de la Iglesia. “¿Y cómo no van a recordarle con sincera gratitud los que fueron sus amigos, hijos y discípulos?”, lanzó esta pregunta.
Padre y maestro
El Santo Padre recordó que Giussani, gracias a la apasionada paternidad sacerdotal en la comunicación de Cristo, "crecieron en la fe como un don que da sentido, amplitud humana y esperanza a la vida".
Don Giussani fue padre y maestro, que estuvo al servicio de todas las angustias y situaciones humanas que encontró en su pasión educativa y misionera. "La Iglesia, dijo el Papa, reconoce su genio pedagógico y teológico, desplegado desde un carisma que le fue dado por el Espíritu Santo para el "bien común". No es la mera nostalgia la que nos lleva a celebrar este centenario, sino el recuerdo agradecido de su presencia: no sólo en nuestras biografías y corazones, sino en la comunión de los santos, desde donde intercede por todos los suyos".
La crisis nos hace crecer
El Pontífice transmitió su empatía al decir que sabe que "no son para nada fáciles los períodos de transición, cuando el padre fundador no está más físicamente presente. Lo han experimentado tantas fundaciones católicas en el curso de la historia".
"Hay que agradecer al padre Julián Carrón su servicio en la dirección del movimiento durante este periodo y por mantener firme el timón de la comunión con el pontificado. Sin embargo, ha habido graves problemas, divisiones, y ciertamente también un empobrecimiento ante un movimiento eclesial tan importante como Comunión y Liberación, del que la Iglesia, y yo mismo, esperamos más, mucho más".
"Los tiempos de crisis son tiempos de recapitulación de vuestra extraordinaria historia de caridad, cultura y misión", sostuvo el Papa. "Son tiempos de discernimiento crítico de lo que ha limitado el potencial fecundo del carisma de don Giussani; son tiempos de renovación y relanzamiento misionero a la luz del momento eclesial actual, así como de las necesidades, sufrimientos y esperanzas de la humanidad contemporánea. La crisis nos hace crecer. No debe reducirse al conflicto, que aniquila".
"Seguramente don Giussani está rezando por la unidad en todas las articulaciones de vuestro movimiento. Ustedes saben bien que la unidad no quiere decir uniformidad. No tengan miedo de las distintas sensibilidades y del intercambio en el camino del movimiento. No puede ser de otro modo en un movimiento en el que todos los adherentes están llamados a vivir personalmente y compartir corresponsablemente el carisma que han recibido", aseveró Francisco.
"Esto sí es importante: que la unidad es más fuerte que las fuerzas de dispersión o el arrastre de viejas oposiciones. Unidad con los que dirigen el movimiento, unidad con los Pastores, unidad en el seguimiento atento de las indicaciones del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y unidad con el Papa, que es el servidor de la comunión en la verdad y la caridad. No pierdan su tiempo precioso en habladurías, desconfianzas y oposiciones".
Don Giussani: Hombre carismático, educador y amante de la Iglesia
El Obispo de Roma dedicó un amplio espacio de su alocución a efectuar una semblanza de Don Giussani y desglosó tres aspectos: su carisma, su misión de educador y su amor por la Iglesia.
En relación con el carisma de Don Giussani, Francisco consideró que "era capaz de atraer a miles de jóvenes y tocar sus corazones". Citando al entonces cardenal Ratzinger en el funeral de Giussani, enfatizó que "Giusanni mantuvo siempre la mirada de su vida y de su corazón fijada en Cristo. Comprendió así que el cristianismo no es un sistema intelectual, un paquete de dogmas, un moralismo, sino que el cristianismo es un encuentro; es una historia de amor; es un acontecimiento". Aquí está la raíz de su carisma. Don Giussani atraía, convencía y convertía los corazones porque transmitía a los demás lo que llevaba dentro tras su experiencia fundamental: la pasión por el hombre y la pasión por Cristo como realización del hombre. "Muchos jóvenes, insiste el Papa, le siguieron porque los jóvenes tienen un gran talento. Lo que decía provenía de su experiencia y de su corazón, por lo que inspiraba confianza, simpatía e interés".
"Aprecien el precioso don de vuestro carisma y de la Fraternidad que lo custodia", fue el llamamiento pontificio, "porque todavía puede hacer "florecer" muchas vidas, como nos han testimoniado Hassina y Rose. El potencial de vuestro carisma está aún muy por descubrir". Francisco los invitó a evitar cualquier repliegue sobre sí mismos y a encontrar los caminos y lenguajes adecuados para que el carisma que Giussani les dio llegue a nuevas personas y nuevos ambientes.
Alimenten en ustedes la pasión educativa de Don Giussani
Sobre el Don Giussani educador, el Sucesor de Pedro recordó que Luigi tenía una capacidad única para desencadenar una búsqueda sincera del sentido de la vida en el corazón de los jóvenes para despertar su deseo de verdad. "Como verdadero apóstol, al ver que esta sed se encendía en los jóvenes, no tuvo miedo de presentarles la fe cristiana. Pero sin imponer nunca nada. Su enfoque generó muchas personalidades libres, que se adhirieron al cristianismo con convicción y pasión; no por costumbre, ni por conformismo, sino de forma personal y creativa".
"Don Giussani tenía una gran sensibilidad para respetar el carácter de cada persona, su historia, su temperamento, sus dones. No quería que todos fueran iguales, ni que todos le imitaran. Y, de hecho, esos jóvenes, al crecer, se convirtieron, cada uno según su inclinación, en presencias significativas en distintos ámbitos, en el periodismo, en la escuela, en la economía, en las obras de caridad y de promoción social".
Francisco exhortó a los adherentes a CL a alimentar en ellos su pasión educativa, su amor por los jóvenes, su amor por la libertad y la responsabilidad personal de cada uno por su propio destino, su respeto por la irrepetible singularidad de cada hombre y mujer.
Don Giussani, un hijo de la Iglesia
Hacia el final de la semblanza de Don Giussani, el Papa afirmó que "Don Giussani era un sacerdote que amaba mucho a la Iglesia. Incluso en tiempos de desconcierto y fuerte contestación de las instituciones, mantuvo siempre con firmeza su fidelidad a la Iglesia, por la que sentía un gran afecto, casi una ternura, y al mismo tiempo una gran reverencia, porque creía que era la continuación de Cristo en la historia. Dijo: 'Has encontrado esta compañía: así es como el misterio de Jesús [...] ha llamado a tu puerta'. Utilizó esta hermosa expresión: la "compañía". Los grupos del movimiento eran para él una "compañía" de personas que habían encontrado a Cristo. Y, en última instancia, la Iglesia misma es la "compañía" de los bautizados que mantiene todo unido, de la que todo toma vida, y que nos mantiene en el buen camino".
El Pontífice les pidió una ayuda concreta: que los miembros de CL lo acompañen en la profecía por la paz - "¡Cristo, Señor de la Paz! El mundo cada vez más violento y bélico me asusta, en la profecía que señala la presencia de Dios en los pobres, en los abandonados y vulnerables, condenados o desechados en la construcción social; en la profecía que proclama la presencia de Dios en cada nación y cultura, respondiendo a las aspiraciones de amor y verdad, de justicia y felicidad que pertenecen al corazón humano y que laten en la vida de los pueblos. Que esta santa inquietud profética y misionera arda en vuestros corazones".
"Amen siempre a la Iglesia. Amen y preserven la unidad de su 'empresa'. No dejen que su fraternidad sea herida por divisiones y oposiciones, que hacen el juego al maligno. Es su oficio: dividir siempre. Incluso los momentos difíciles pueden ser momentos de gracia y de renacimiento".
"Comunión y Liberación, dijo Francisco, nació precisamente en un momento de crisis como el del 68. Y después don Giussani no se asustó ante los momentos de transición y crecimiento de la Fraternidad, sino que los afrontó con valor evangélico, confianza en Cristo y comunión con la Madre Iglesia".
Y concluyó el Santo Padre:
"Agradezcamos juntos al Señor el don de don Giussani. Invocamos al Espíritu Santo y la intercesión de la Virgen María, para que todos ustedes puedan continuar, unidos y alegres, por el camino que él les mostró con libertad, creatividad y valentía. De corazón los bendigo y, por favor, no se olviden de rezar por mí".
El encuentro con el Papa: El corolario de un programa rico de actividades
A las 8 de la mañana se abrió la Plaza de San Pedro a los fieles y peregrinos de Comunión y Liberación, que inundaron el Vaticano con banderas y sonrisas. El acto previo al encuentro con el Pontífice articuló oraciones, lectura de pasajes del Evangelio y proyección de intervenciones en audio y video de Don Giussani en las pantallas gigantes de la Plaza. También hubo cantos interpretados por el coro de CL y sus participantes.
El Papa fue recibido por Davide Prosperi, presidente de la Fraternidad de CL. Luego, todos escucharon con atención los testimonios de Rose Busingye, de África, fundadora y guía de la organización benéfica Meeting Point International en Kampala, Uganda, y de Hassina Houari, exalumna del centro de ayuda al estudio de Portofranco, en Italia. Dos voces de una vasta familia que ahora regresa a sus respectivas comunidades, enriquecida por el encuentro con el Obispo de Roma y desafiada por sus palabras.
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