Francisco: El nuestro es un mundo de egoísmos que necesita unidad
Amedeo Lomonaco – Ciudad del Vaticano
La fecundidad de la misión "depende también de la unidad" que hay que cultivar con los hermanos y los obispos. En este mes de octubre dedicado a las misiones, el Pontífice señala a quienes han elegido la vida consagrada un rasgo esencial en el camino a recorrer para anunciar el Evangelio: que la unidad es "un testimonio que están invitados a llevar a nuestra sociedad".
Así lo subrayó el Papa durante su audiencia, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, con los responsables del Consejo de la Unión de sacerdotes, religiosos y religiosas malgaches.
Vidas vividas a la luz del Evangelio
La unidad no puede separarse de la comunión ni de la reconciliación. "Nuestro mundo – añadió el Papa, haciéndose eco de las palabras que pronunció durante la audiencia general del 25 de septiembre de 2013 –necesita unidad. Es una época en la que todos necesitamos unidad, necesitamos reconciliación, tenemos necesidad de comunión, y la Iglesia es Casa de comunión".
El "virus del egoísmo”
Hoy, en nuestras sociedades, y lamentablemente a veces también en la Iglesia, asistimos a la búsqueda de “intereses personales” y hay mucho parloteo, la charlatanería está a la orden del día: por favor, no hagan cháchara, hablen siempre bien unos de otros, porque la cháchara es un arma de desunión. Esta actitud, este "virus del egoísmo", amenaza la convivencia pacífica entre los pueblos, como entre los hijos y las hijas de un mismo país, les dijo.
Formar una "gran familia espiritual”
El Papa Francisco también exhortó a los sacerdotes, religiosos y religiosas de este país africano a que se conviertan en "signos de esperanza para Madagascar". Y añadió textualmente:
Ser signos de esperanza para sus Iglesias particulares
“Los exhorto a formar una gran familia espiritual en la que se respeta, se quiere y se sostiene recíprocamente. Así podrán convertirse en signos de esperanza para sus Iglesias particulares y para Madagascar, que espera mucho de ustedes”.
Por último, el Pontífice encomendó "a todos y cada uno" a la Virgen María:
“Que la Virgen interceda por ustedes, para que puedan estar siempre abiertos y sean generosos con sus hermanos y hermanas, especialmente aquellos que atraviesan por momentos de dificultad". Y añadió:
Estén todos unidos
“Estén unidos, todos, unidos, unidas a los obispos, que son los pastores. Invoco sobre ustedes, sobre la Iglesia de Madagascar y sobre toda su nación la bendición de Dios. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Gracias!”.
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