Francisco invita a los consagrados a llevar a Cristo a los demás
Benedetta Capelli - Ciudad del Vaticano
Incluso desde la República Democrática del Congo, donde continúa su 40º viaje apostólico, el Papa Francisco no deja de dirigir su pensamiento con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Al comienzo de la Misa, celebrada en la Basílica de Santa María la Mayor, el cardenal João Braz de Aviz, Prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, leyó el texto del Papa en el que recordaba el tema de la Jornada: "Hermanos y hermanas para la misión".
"Cuando escuchéis este mensaje mío", dice, "estaré de misión en la República Democrática del Congo, y sé que me acompañarán vuestras oraciones. Francisco asegura su para los consagrados y sus comunidades, "todos los miembros de la Iglesia", desde siempre y hasta el último día en misión. "Y en el Pueblo de Dios, enviado para llevar el Evangelio a todos los hombres, vosotros, personas consagradas -escribe el Papa-, tenéis un papel especial, que deriva del don particular que habéis recibido:
Un don que da a tu testimonio un carácter y un valor especiales, por el hecho mismo de que estás enteramente dedicada a Dios y a su Reino, en pobreza, virginidad y obediencia. Si en la Iglesia cada uno es una misión, todos y cada uno de vosotros lo sois con una gracia propia como consagrados.
Misión y carisma
A continuación, Francisco subrayó la importancia del carisma que enriquece la vida consagrada, "una maravillosa variedad" que edifica la Iglesia.
Todos los carismas son para la misión, y lo son precisamente con la riqueza incalculable de su variedad; para que la Iglesia pueda testimoniar y anunciar el Evangelio a todos y en todas las situaciones.
Recordando que esta Jornada es la Fiesta del Encuentro, nos exhorta a vivir siempre en el abrazo de Cristo, llevando "a todos la luz de su amor: ¡su luz, no la nuestra! - hace hincapié en el Papa - ¡Tráiganlo a Él, no a nosotros!".
Constructores de fraternidad
En la homilía de la Misa, monseñor José Rodríguez Carballo, secretario del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, exhortó a vivir la vida consagrada "sólo en fraternidad" para una Iglesia en salida y en misión porque sólo así se llega a ser "rostro profético" en una sociedad "marcada por el individualismo". El reto -dice Carballo- es convertirnos en constructores de fraternidad "sin caer en la tentación de reducirla a una vaga abstracción o a una visión cerrada y asfixiante del amor cristiano". Por tanto, "constructores de una fraternidad sin fronteras, libres de todo deseo de dominar a los demás", haciéndose uno con los últimos y buscando vivir en armonía con todos. La invitación es a vivir la "gracia y la alegría de la mística del encuentro" para ser "luz que ilumina a los que viven en las tinieblas y en las sombras de la muerte, faros para los que viven en alta mar, antorchas para los que atraviesan una noche oscura y centinelas de la mañana que anuncian el regreso del día". Poner a Cristo en el centro es la invitación más fuerte, porque la vida consagrada es encuentro y capacidad de "mostrar a los hombres y mujeres de hoy la belleza de creer en Jesús y de seguirlo".
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí