El Papa: Hay que luchar contra la ilegalidad y los abusos, está en juego el bien común
Tiziana Campisi - Ciudad del Vaticano
"Les exhorto a oponerse con decisión a las numerosas formas de ilegalidad y de abuso de poder que, por desgracia, siguen asolando la sociedad contemporánea. Está en juego el bien común, y de manera especial la suerte de las categorías más frágiles, de los últimos, de los que sufren injusticias de todo tipo", lo escribe el Papa Francisco en su Carta con ocasión del 30 aniversario de los atentados contra la Basílica papal de San Juan de Letrán y la iglesia de San Jorge en Velabro, en Roma. La Misiva fue leída por Monseñor Baldo Reina, Obispo auxiliar y vicegerente de la diócesis de Roma, al inicio de la procesión de antorchas titulada “Roma no olvida. Memoria y compromiso en recuerdo de las víctimas inocentes de la mafia”, organizada por la Diócesis de Roma junto con las autoridades de la capital italiana y la Asociación Libera, que se ha celebrado la tarde de este jueves, 27 de julio, en los lugares donde estallaron dos coches bomba en la noche del 27 al 28 de julio de 1993. Varios fueron los daños y 22 los heridos causados por aquel "gesto cobarde" que, señaló el Papa, "perturbó profundamente el alma" de todos los creyentes católicos "y en particular de los fieles romanos".
Recordar a los que luchan por los valores de la democracia
El Papa Francisco recordó que "en aquellos años oscuros de la historia social" de Italia, "marcados por actos de violencia igualmente graves contra instituciones y servidores del Estado, la población experimentó un sentimiento de impotencia" ante aquel "abuso insensato perpetrado en perjuicio del país y en particular de los menos favorecidos, en contextos probados por tanta pobreza humana y material". "Hoy, más que nunca, es deber de cada uno hacer memoria agradecida de quienes, en el cumplimiento de su deber, a veces arriesgando la vida, se han entregado por la protección de la comunidad", escribe el Papa, que en el "sacrificio de quienes creyeron y defendieron los valores de justicia y libertad, "fundamentos de la democracia", reconoce "una fuerte llamada a la conciencia para que todos se sientan corresponsables en la construcción de una nueva civilización del amor". Y retrocediendo en el tiempo, el recuerdo del Pontífice se dirige también a las "proféticas palabras pronunciadas por san Juan Pablo II durante su histórica visita pastoral a Agrigento, pocos meses antes" de los dos atentados de Roma: "Que haya concordia, esta concordia y esta paz a la que todo pueblo aspira... Lo que se necesita aquí es una civilización de la vida".
Los jóvenes sean testigos de libertad, justicia y rectitud
En la Carta, el Papa se dirige después a los jóvenes, "esperanza de un futuro hermoso", instándoles a tener "el coraje de atreverse sin miedo", porque las mafias "echan raíces cuando el miedo se apodera de la mente y del corazón". "Están llamados a ser un apoyo activo al cambio de mentalidad, un destello de luz en medio de las tinieblas, un testimonio de libertad, justicia y rectitud", exhorta el Santo Padre, esperando "también que quienes ejercen responsabilidades civiles" y "los numerosos componentes eclesiales" de la urbe "trabajen activamente para la promoción de una nueva humanidad". "No duden en estar al lado de las personas con ternura y compasión, especialmente de las que viven en las periferias" es la invitación ulterior del Papa, que finalmente encomienda a todos a la Salus Populi Romani y a los santos patronos Pedro y Pablo.
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