Francisco invita a tender puentes entre los cónyuges y pastores
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
El Santo Padre expresó sus mejores deseos a los más de 1200 integrantes de la Asociación de la Promoción de la Familia “Encuentro Matrimonial” por los 45 años de esta institución. Al recibirlos en audiencia este sábado 9 de septiembre, Francisco recordó el compromiso con el redescubrimiento del sacramento del matrimonio y del orden, inspirados por el mandamiento de amor de Jesús.
El Papa subrayó que han buscado no solo profundizar en su riqueza de manera distinta, sino también poner de relieve la relación entre estas dos importantes vocaciones. Matrimonio y Orden sagrado, en efecto, aunque de modo diverso y según el carisma propio de cada uno, están íntimamente unidos porque ambos manifiestan el amor de Dios, edificando el Cuerpo místico de la Iglesia.
“Estos dos sacramentos, en efecto, por caminos distintos pero complementarios, hablan de la esponsalidad: por una parte, la donación total, única e indisoluble de los esposos; por otra, el ofrecimiento de la vida del sacerdote por la Iglesia, son signos del amor esponsal de Dios por nosotros”.
El Sucesor de Pedro retomó el tema que la entidad eligió para esta ocasión, a saber "Somos el sueño de Dios", y les comentó que su "carisma esponsal" es una profecía para la realización del sueño de Dios. Explicó que es un sueño de unirse en el amor de Dios, en su comunión, hacernos descubrir la belleza de la filiación divina y de la fraternidad entre nosotros.
“Por esto Jesús oró fervientemente. Y nos envía por los caminos del mundo para anunciar que el camino para generar una nueva humanidad se basa en la fraternidad, fruto de la caridad, no en la prevaricación y el egoísmo”.
En este sentido, Bergoglio celebró el servicio que la organización ofrece a la Iglesia: calificó el acompañamiento de cónyuges y sacerdotes como una pieza preciosa que contribuye a la realización del sueño de Dios. Y enfatizó que no lo hacen con muchas palabras ni con teorías abstractas, sino sobre todo entrando con amor en la realidad de la vida concreta de las personas. De este modo, acotó que el carisma que viven les recuerda que la fe es, ante todo, una experiencia de relación y encuentro.
“Es una historia de amor con Dios, con los hermanos y hermanas”.
El Pontífice destacó que esta comunidad mira de cerca el diálogo, a veces nada fácil, entre los esposos y las situaciones, a veces complejas, que los sacerdotes están llamados a afrontar, favoreciendo un intercambio fecundo, para aprender juntos el arte de la relación, el arte de la comunión.
“Así llevan adelante el sueño de Dios, un sueño de comunión esponsal, en un tiempo que a veces prefiere recorrer los caminos pantanosos del individualismo en lugar de aventurarse hacia las espléndidas alturas del amor”.
Los consideró “un signo para la vida de la Iglesia, llamada a recorrer el camino de una reciprocidad cada vez mayor entre dones, carismas y ministerios”. “El intercambio entre esposos y pastores favorece la acción evangelizadora que hoy necesitamos con urgencia”, añadió. “En efecto, es a través de las relaciones, sobre todo testimoniando la belleza de las relaciones, como podemos proclamar la riqueza del Evangelio y mostrar el amor que Dios tiene por toda criatura”.
Por último, el Obispo de Roma los incentivó a proseguir su compromiso con generosidad y pasión, a compartir las experiencias de los cónyuges, de los sacerdotes y de los religiosos, abrir las puertas de su camino a los jóvenes y a los novios; a no tener miedo de recorrer nuevos caminos que ayuden a las comunidades cristianas a realizar cada vez mejor la convergencia entre los cónyuges y sus pastores. Y, sobre todo, les pidió dejarse guiar por el Espíritu Santo, que es el amor de Dios y sin el cual nuestras actividades son estériles y vanas.
“Es el Espíritu quien abre los corazones y las mentes, quien nos hace protagonistas del sueño de Dios”.
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