El Papa al Celtic de Glasgow: Conserven el espíritu amateur del fútbol
Alessandro De Carolis - Ciudad del Vaticano
El "post-partido" no es ciertamente el de un partido cualquiera. Ayer, en Roma, en el campo del Olímpico para un desafortunado partido de Liga de Campeones contra el Lazio. Hoy, 29 de noviembre, en el Vaticano para recibir el abrazo del Papa. Para los jugadores y directivos del Celtic de Glasgow, el encuentro con el Papa antes de la audiencia general suavizó sin duda la decepción por la derrota sufrida en el campo. Francisco habló brevemente de ello para evitar la fatiga debida a la inflamación de sus pulmones.
No importa si ganamos o no, no importa. Cada uno lucha por ganar, pero la victoria no es el objetivo, ésa puede ser la derrota: la victoria pasa por jugar juntos, por jugar en equipo.
Un alma en el deporte
Porque de lo que se trata, añade, es de "mantener el amateurismo", ese ser "amateur, donde -reitera- el deporte es para el deporte" y no una máquina de hacer dinero, como subraya en el discurso escrito que al Papa le ayudan a leer. "La impronta financiera del 'gran deporte' ha crecido mucho", señala, "hasta el punto de correr el riesgo, a veces, de hacer que el fútbol sea interesante sólo por razones de interés económico". En cambio, observa Francisco, en el ADN mismo del Celtic de Glasgow hay un valor diametralmente opuesto, que recuerda la importancia de la solidaridad.
El Celtic Football Club, después de todo, se fundó en 1887 con el objetivo preciso de aliviar la pobreza en la ciudad de Glasgow. Se trataba de una iniciativa verdaderamente caritativa, en beneficio de los más pobres de nuestros hermanos y hermanas.
Buenos modelos para los jóvenes
Esto da dignidad al deporte y, antes que eso, al sentido de humanidad que un deportista no debe perder, sobre todo teniendo en cuenta la influencia que ejerce un papel que siempre está en el centro de atención. Sean, dice el Papa a los futbolistas, "buenos modelos, especialmente para los jóvenes. El alto nivel que están llamados a alcanzar no se refiere sólo a su capacidad deportiva o a los requisitos clásicos necesarios para sobresalir, sino también a su integridad personal".
En este sentido, los hombres y las mujeres no sólo deben ver en ustedes buenos futbolistas, sino también personas capaces de delicadeza, hombres con un gran corazón, capaces de ser sabios administradores de los muchos beneficios de los que disfrutan debido a su afortunada posición social.
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