"Le arranqué una gran sonrisa al Papa", dijo su prima Nella Bergoglio

Eugenio Bonanata – Ciudad del Vaticano

Ayer fue un día muy especial para Nella Bergoglio en la Ciudad del Vaticano. Su prima, que comparte su tatarabuelo Giuseppe con el Papa Francisco, llegó a Roma procedente de Cuneo el 5 de diciembre. Y la mañana del miércoles 6 de diciembre, junto con su marido, tuvo la oportunidad de encontrarse con el Santo Padre en el Aula Pablo VI antes de la audiencia general.

"Le arranqué una gran sonrisa", dijo a Telepace. "Siempre llevaré este momento en mi corazón", añadió, expresando su satisfacción por una experiencia cargada de emoción que culminó con la entrega de algunos regalos. Entre ellos, algunas fotos con familiares comunes, una caja de bombones – "Gianduiotti, que le gustan mucho" –  y un par de pequeños libros sobre dichos y proverbios piamonteses.

El abrazo de los niños

"He venido para anticipar sus felicitaciones navideñas y por su cumpleaños, que cae el 17 de diciembre", relató Nella, que acompañó a la audiencia general a un grupo de 175 personas entre niños, padres y educadores de la escuela infantil "Divina Providencia" de Boves, cerca de Cuneo.

Los más pequeños también hicieron realidad su sueño: pudieron abrazar al Papa, entregarle los dibujos que habían preparado en el colegio y hacerse una foto con él al final de la catequesis como parte de un momento de la acogida y de felicidad.

"Ha sido la culminación de un viaje que comenzó el año pasado", explicó la profesora Ivana Ramero, señalando que desde hace tiempo los niños han podido conocer mejor la figura y el magisterio del Papa Francisco. "También hubo intercambio de cartas", añadió, deteniéndose en el valor educativo de esta peregrinación.

Una experiencia única

"Los niños llevan preguntando '¿cuándo vamos a ver al Papa?' desde el comienzo del curso escolar", afirmó el vicepresidente del Instituto, Cristian Macagno, según el cual el entusiasmo también ha contagiado en gran medida a los adultos.

"Es una experiencia que no creo que ocurra muchas veces en la vida", prosiguió, deteniéndose en el ambiente alegre que reinó durante todo el viaje, que se realizó a bordo de dos autobuses (uno de ellos de dos pisos) que salieron a las 4.30 horas del martes bajo una nevada.

La alegría de un día que deja huella

"Derrochaban alegría", dijo el padre Martino Pellegrino, vicepresidente de la escuela parroquial, sobre el entusiasmo de los pequeños que rezaron por el Papa durante el camino.

"Toda la comunidad local quedó impresionada por la iniciativa", confesó el sacerdote al final de una jornada que estaba destinada a dejar huella también desde su perspectiva.

Al final de la audiencia, el grupo se trasladó a la Basílica de San Pedro y el padre Martino concelebró la Santa Misa en el Altar de la Cátedra.