San José, el Magisterio de los Papas sobre el patrono de la Iglesia y de las familias
Amedeo Lomonaco - Ciudad del Vaticano
"Este Niño es el que dirá: 'Todo lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis'" (Mt 25,40). Así, cada necesitado, cada pobre, cada que sufre, cada moribundo, cada forastero, cada preso, cada enfermo son "el Niño" que José sigue custodiando. Por eso se invoca a san José como protector de los pobres, de los necesitados, de los desterrados, de los afligidos, de los pobres, de los moribundos. Y por eso la Iglesia no puede dejar de amar a los más pequeños". Estas son algunas de las reflexiones contenidas en la carta apostólica 'Patris Corde' con la que el Papa Francisco ha proclamado un Año especial de San José, del 8 de diciembre de 2020 al 8 de diciembre de 2021, con motivo del 150 aniversario del Decreto Quemadmodum Deus con el que Pío IX declaró al esposo de María Patrono de la Iglesia Universal.
Protector de los cristianos
A San José, escribe el Papa León XIII en su carta encíclica Quamquam pluries, se le confía la "cuna de la Iglesia naciente". "De ello se sigue que el Santísimo Patriarca debe considerarse protector, de modo especial, de la multitud de cristianos de la que está formada la Iglesia, es decir, de esta innumerable familia esparcida por el mundo sobre la que él, como esposo de María y padre de Jesucristo, tiene una autoridad casi paterna". "Por tanto, es justo -sigue subrayando el Papa Pecci- que, así como en otro tiempo protegía a la familia de Nazaret en cualquier acontecimiento, ahora con su celestial patrocinio proteja y defienda a la Iglesia de Cristo".
Guardián de la Iglesia
Por eso, la vida de san José, protector de la Iglesia, está enteramente dedicada a María y a Jesús: los cuida, los custodia. El Papa Francisco lo recuerda en la Misa de inicio de Pontificado, el 19 de marzo de 2013, en la solemnidad del esposo de la Virgen María: "José es un guardián, porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad". Al padre putativo de Jesús, el Papa Francisco también dedicó un ciclo de 12 catequesis. En la primera, el 17 de noviembre de 2021, el Pontífice en particular envía un mensaje a todos los hombres y mujeres que viven en las "periferias geográficas más olvidadas del mundo" o que viven situaciones de marginalidad: "Que encontréis en san José -dice Francisco- el testigo y el protector al que podéis mirar". En su audiencia general del 16 de febrero de 2022, Francisco animó a "pedir la intercesión de san José en los momentos más difíciles de la vida". "¡Cuántos santos se han dirigido a él! Cuántas personas en la historia de la Iglesia -subrayó Francisco- han encontrado en él un patrón, un guardián, un padre":
"San José no puede dejar de ser el Custodio de la Iglesia, porque la Iglesia es la prolongación del Cuerpo de Cristo en la historia, y al mismo tiempo en la maternidad de la Iglesia está eclipsada por la maternidad de María. José, al seguir protegiendo a la Iglesia, sigue protegiendo al Niño y a su madre, y también nosotros, al amar a la Iglesia, seguimos amando al Niño y a su madre".
Protector de los trabajadores
La figura de San José "aunque permanece bastante oculta, tiene una importancia fundamental en la historia de la salvación". Lo subrayó el Papa Benedicto XVI que, en el Ángelus del 19 de marzo de 2006, dirigió su pensamiento sobre todo "a los padres y madres de familia":
"Pienso ante todo en los padres y madres de familia, y ruego para que sepan apreciar siempre la belleza de una vida sencilla y laboriosa, cultivando con esmero la relación conyugal y cumpliendo con entusiasmo la grande y nada fácil misión de educar. Que san José obtenga para los sacerdotes, que ejercen la paternidad hacia las comunidades eclesiales, que amen a la Iglesia con afecto y plena dedicación, y apoyen a las personas consagradas en la observancia gozosa y fiel de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia. Que proteja a los trabajadores de todo el mundo, para que contribuyan con sus diversas profesiones al progreso de toda la humanidad, y ayude a todo cristiano a cumplir con confianza y amor la voluntad de Dios, cooperando así al cumplimiento de la obra de la salvación".
Protector de las familias
En la exhortación apostólica Redemptoris Custos, el Papa Juan Pablo II encomienda a todos "a la protección de aquel a quien Dios mismo confió la custodia de sus tesoros más preciosos y más grandes". Y desea que San José, definido como "el prototipo de las familias cristianas" se convierta para todos en "un maestro singular al servicio de la misión salvífica de Cristo". El Papa Wojtyła, en la celebración eucarística en la parroquia romana de San José el 15 de diciembre de 1985, confía las familias al padre putativo de Jesús:
"Sabed, como él, custodiar y recoger con amor, con fe cristiana, con atención solícita la presencia santificadora de Cristo. Deseo que san José sea recordado no sólo como patrono de la Iglesia, sino como protector de todas las familias de esta parroquia, y que en su ejemplo apreciemos el valor del servicio a la voluntad de Dios, el sentido de la fe, la preocupación por el respeto y la protección de la vida...".
Protector para todas las circunstancias de la vida
En 1969, en la solemnidad de San José, el Papa Pablo VI recordó que el esposo de María fue declarado protector de la Iglesia "por la función que ejerció hacia Cristo durante su infancia y juventud". "Ninguna palabra suya -subraya el Papa Montini- se recoge en el Evangelio; su lenguaje es el silencio.
"Y, sin embargo, esta figura humilde, tan cercana a Jesús y a María, la Virgen Madre de Cristo, una figura tan insertada en sus vidas, tan conectada con la genealogía mesiánica como para representar al vástago fatídico y terminal de la progenie de David (Matth. 1, 20), si se observa con atención, se descubre tan rica en aspectos y significados, tales como la Iglesia en el culto tributado a San José, y tales como la devoción de los fieles reconocen en él, que se le dirige una serie de invocaciones diversas en forma de letanía".
Pablo VI recuerda a continuación los numerosos títulos que hacen de San José "protector de la infancia, protector de los esposos, protector de la familia, protector de los trabajadores, protector de las vírgenes, protector de los refugiados, protector de los moribundos...". Invocar la protección de San José, como afirma Santa Teresa de Ávila, significa también reconocer su papel protector para todas las circunstancias de la vida: "A otros santos parece que Dios nos ha concedido ayuda en tal o cual necesidad, mientras que yo he experimentado que el glorioso San José extiende su patrocinio sobre todos".
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