El Papa: Paremos la guerra en Oriente Medio, se necesitan hogares y no tumbas
Francesca Sabatinelli - Ciudad del Vaticano
Otro llamamiento a silenciar las armas, otro doloroso llamamiento a repudiar la guerra, siempre con la mirada fija en las víctimas de todo Oriente Medio, de Israel a Gaza, de Siria al Líbano. Francisco hace un llamamiento a la paz en su mensaje por el final del Ramadán, el mes sagrado de ayuno islámico, enviado a la cadena de televisión Al Arabiya.
Estoy angustiado por el conflicto en Palestina e Israel: cese inmediatamente el fuego en la Franja de Gaza, donde se está produciendo una catástrofe humanitaria; que llegue la ayuda para la población palestina que tanto sufre; ¡que sean liberados los rehenes secuestrados en octubre! Y pienso en la atormentada Siria, en el Líbano, en todo Oriente Medio: ¡No dejemos que se aviven las llamas del rencor, impulsadas por los vientos mortíferos de la carrera de armamentos! ¡No dejemos que la guerra se extienda! ¡Detengamos la inercia del mal!
La guerra es un camino sin rumbo
La celebración del Ramadán, que coincidió con la fiesta de la Pascua cristiana, como recuerda el Papa en su mensaje, "choca fuertemente con la tristeza por la sangre que corre en las benditas tierras de Oriente Medio". Por ello, Francisco pide que superemos la noche del odio abrazados desde lo alto, por la luz de la vida.
Dios es paz y quiere la paz. Quien cree en Él no puede sino repudiar la guerra, que no resuelve, sino que aumenta los conflictos. La guerra, no me canso de repetirlo, es siempre y sólo una derrota: es un camino sin rumbo; no abre perspectivas, sino que apaga la esperanza.
Los niños necesitan hogares, no tumbas
El Papa se hace portavoz del deseo de paz de las familias, de los jóvenes, de los trabajadores, de los ancianos, de los niños, pensando en sus lágrimas cuando dicen basta a la guerra:
¡Basta! - Yo también repito - a quienes tienen la grave responsabilidad de gobernar las naciones: ¡basta, basta! Por favor, detengan el ruido de las armas y piensen en los niños, en todos los niños, como en sus propios hijos. Miremos todos al futuro a través de los ojos de los niños. Ellos no preguntan quién es el enemigo a destruir, sino quiénes son los amigos con los que jugar; ¡necesitan casas, parques y escuelas, no tumbas y fosas!
El llamamiento a los cristianos de Oriente Próximo
Al igual que los desiertos pueden florecer en la naturaleza, también puede ocurrir en los corazones y las vidas de las personas y los pueblos, es la conclusión del mensaje, pero sólo bajo ciertas condiciones.
Los brotes de esperanza sólo brotarán de los desiertos del odio si sabemos crecer juntos, codo con codo; si sabemos respetar las creencias de los demás; si sabemos reconocer el derecho de todo pueblo a existir y el derecho de todo pueblo a tener un Estado; si sabemos vivir en paz sin demonizar a nadie".
Francisco concluyó su mensaje con un abrazo a los cristianos que, "en medio de no pocas dificultades", viven en Oriente Medio, pidiendo "que tengan siempre y en todas partes el derecho y la posibilidad de profesar libremente su fe, que habla de paz y fraternidad".
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