Escuchar el grito de la tierra y de los pobres en Colombia
Isabella Piro - Ciudad del Vaticano
Escuchar de manera sinodal el grito de la tierra y el grito de los pobres: este es el compromiso llevado a cabo por el Grupo de Trabajo por Colombia (GTC), cuyos 17 miembros fueron recibidos esta mañana, 12 de junio, por el Papa Francisco en el aula del Aula Pablo VI. El organismo reúne a Cáritas de Noruega, Inglaterra y Gales, Escocia, España, Alemania, Francia, Estados Unidos, América Latina y el Caribe, en colaboración con la Pastoral Social-Cáritas colombiana.
Fundado en 1997, el GTC trabaja, especialmente, por la consolidación de la paz y la justicia social en el país latinoamericano, ya que, a pesar de los avances en materia de distribución de la tierra, lucha contra la desigualdad y búsqueda de una solución pacífica al conflicto armado, aún no se han producido cambios profundos capaces de fortalecer la esperanza de los más pobres.
El compromiso de la Iglesia con los indígenas y los pobres
Frente a fenómenos como el narcotráfico, la violencia, la corrupción y la desigualdad que condicionan significativamente la búsqueda de la justicia social en Colombia, la Iglesia está comprometida con la búsqueda de respuestas para hacer menos difícil y dramática la vida de campesinos, indígenas, afrodescendientes y sectores populares en las zonas urbanas.
Rumbo a la COP16
De cara a la Conferencia Internacional sobre biodiversidad -programada en el marco de la COP16 de la ONU que se celebrará en Cali, Colombia, del 21 de octubre al 1 de noviembre, con la participación de delegaciones de 190 países-, la GTC la ve como una oportunidad para promover el cuidado de la Casa Común. Sin embargo, más allá del éxito del evento individual, la GTC también espera consolidar un proceso que haga realidad la ecología integral en Colombia, un país que cuenta con una de las mayores biodiversidades del mundo, pero también con algunas de las más amenazadas.
Los cuatro sueños para Colombia
Finalmente, el GTC enfatiza su compromiso al servicio del sueño social, eclesial, ecológico y cultural señalado por el Papa Francisco en 2020, con la Exhortación Apostólica postsinodal Querida Amazonia.
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