El Papa: Superar las desigualdades que alimentan los conflictos
Antonella Palermo – Ciudad del Vaticano
Con ocasión del 15º encuentro anual de la Red Internacional de Legisladores Católicos (ICLN), que se celebra en Frascati y Roma del 22 al 25 de agosto sobre el tema: “El mundo en guerra: crisis y conflictos permanentes - ¿Qué significa para nosotros?”, la audiencia con el Papa de unos ciento setenta participantes fue propicia para que Francisco vuelva sobre el tema crucial y doloroso de la “tercera guerra mundial combatida a pedazos”.
Dentro de este horizonte, tres son las líneas, las propuestas que el Pontífice ofreció como puntos para la reflexión ante un equipo que trabaja para dotar a los cristianos comprometidos en cargos públicos de herramientas y formación para un liderazgo “virtuoso y eficaz”.
Cómo construir un mundo de fraternidad, justicia y paz
La constatación de fondo de la que partió el Papa en su discurso es que los conflictos a gran escala han creado una tercera guerra mundial combatida a trozos (“pero hay una tercera guerra mundial”, reconoció, que “parece permanente e imparable”.
La preocupación del Papa es intentar formular respuestas para compartirlas con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, en particular los que se inspiran en una visión evangélica de la unidad de la familia humana.
Renunciar a la guerra para resolver los conflictos
El Papa citó la Fratelli tutti, donde se explica que toda guerra es el “fracaso de la política y de la humanidad”. Y añadió que “la rendición no es de un país a otro, la rendición es la guerra misma. Es, en efecto, una derrota”. El Pontífice constató que “la enorme capacidad destructiva de los armamentos contemporáneos ha dejado, de hecho, obsoletos los criterios tradicionales sobre los límites de la guerra” y que, en muchos casos, “la distinción entre objetivos militares y civiles es cada vez más incoherente”.
Seguir el camino de la paz mediante la negociación
El segundo punto que abordó el Papa se refiere a cómo – con perseverancia y paciencia, virtud proverbial de los fuertes, nos recuerda – perseguir el camino de la paz, “en toda ocasión oportuna e inoportuna”.
Se debe recurrir, recomendó, a la negociación, a la mediación y el arbitraje. Y recordando un pasaje del Discurso al Cuerpo Diplomático de este año, reiteró la importancia del diálogo para el alma de la cooperación internacional “facilitada – añadió – por una renovada confianza en las estructuras de la cooperación internacional”. Unas estructuras que, según el Santo Padre, necesitan una reforma constante para adaptarse a la evolución de las circunstancias.
[...] Debe prestarse especial atención a la defensa del Derecho Internacional Humanitario y a dotarlo de una base jurídica cada vez más sólida. Ello exige, por supuesto, trabajar por una distribución cada vez más equitativa de los bienes de la tierra, garantizando el desarrollo integral de las personas y los pueblos, y superando así las escandalosas desigualdades e injusticias que alimentan conflictos de larga duración y generan nuevos agravios y actos de violencia en todo el mundo.
La necesidad del diálogo para el bien común
Ante la fragmentación y desintegración de la sociedad, el Papa Francisco recurrió de nuevo a la cita de la Gaudium et spes, indicando el camino deseado para evitar esta desintegración del tejido relacional, tanto a nivel planetario como en las situaciones más circunscritas de nuestras acciones cotidianas.
El mundo, cansado de guerras, necesita esperanza
Por último, Francisco animó a la delegación a ser un ejemplo para las nuevas generaciones. Nuestro mundo – dijo – “está cansado de la guerra, parece que no puede vivir, sin guerra, necesita renovar el espíritu de esperanza que llevó a fundar las estructuras de cooperación al servicio de la paz tras la Segunda Guerra Mundial”. Y añadió:
La misión de la red
Proporcionar a los cristianos que ocupan cargos públicos una formación permanente en la fe, así como una comunidad cristiana de referencia, que les permita ejercer un “liderazgo virtuoso y eficaz”, comprometido con la dignidad de todo ser humano: éste es el objetivo que persigue la ICLN que, según declara en su sitio web, no se dedica a hacer lobbying ni activismo político y opera según los principios de independencia, no partidismo y confidencialidad de la Chatham House Rule.
“Vivimos tiempos de colapso del liderazgo moral, de ausencia de responsabilidad política y de rápido declive de una legislación justa”, señala la misma página web, que explica que hoy en día es necesario formar líderes “independientemente de la afiliación política” de las personas. El objetivo es educarse para servir al país defendiendo las normas éticas y profesionales más elevadas.
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