El Papa visitó a sorpresa un hogar de ancianos en Bruselas
Vatican News
El programa de la jornada el Papa de hoy en Bruselas preveía, tras el encuentro con las autoridades, una pausa de más de cinco horas antes de las citas de esta tarde, pero el cortejo papal se desvió en dirección opuesta a la Nunciatura, residencia del Papa durante estos días de viaje, para adentrarse por las estrechas calles de Marolles con destino el Hogar Saint-Joseph, una residencia para ancianos y personas mayores con escasos recursos.
La acogida en el Hogar Saint-Joseph
Dos monjas de las Hermanitas de los Pobres, congregación fundada por Santa Juana Jugan de quien heredó el carisma de solidaridad hacia los más frágiles, se acercaron a recibir al Papa y agradecerle la sorpresa. Dispuestos en semicírculo, todos los presentes en el Hogar Saint-Joseph acogieron al Papa con aplausos.
El saludo a Madame Zelle
Las monjas regalaron libros al Papa y le presentaron a Madame Zelle, de 102 años de edad, quien trabajó. «¡Felicidades!», le dijo el Papa Francisco, mientras un periodista belga que acompañaba al Pontífice, y que no esperaba encontrar allí a su niñera de la infancia, fue testigo de toda la escena. «Ella ayudó mucho a nuestra familia», relató.
El saludo a Agata
Después de Madame Zelle, el Papa quiso saludar uno a uno a los presentes. Entre la pequeña aglomeración se oyó la voz de Ágata en italiano: «Santo Padre, venga aquí, soy paralítica. Vengo de Bari». «Quería decirle que rece por mí y que yo rezo por él», dijo Agata a los medios vaticanos.
El encuentro terminó con el Padrenuestro y una petición de oración del Papa Francisco: «Recen por mí. Por mí, no contra mí». A partir de ahí, la despedida, con algunas religiosas que siguieron el coche hasta la salida, sin dejar de saludar y dar las gracias al Papa.
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