El Papa a los gendarmes: Sirven como ángeles que nunca nos dejan solos
Edoardo Giribaldi - Ciudad del Vaticano
Tras las huellas de San Miguel, «como ángeles que custodian y están al servicio». Así los describió el Papa Francisco al celebrar en la tarde del sábado 5 de octubre la Misa para el Cuerpo de la Gendarmería Vaticana, en la fiesta de su patrono, el mismo Arcángel, celebrada el pasado 29 de septiembre. El mal tiempo hizo que la liturgia se trasladara del lugar donde tradicionalmente se celebra, la Gruta de Lourdes en los Jardines Vaticanos, al Altar de la Cátedra en la Basílica de San Pedro.
No estamos solos en la lucha contra el mal
En su homilía, Francisco comenzó enmarcando la realidad de la lucha, un elemento cotidiano con el que la vida, incluso como cristianos, tiene que lidiar «tanto en nuestros corazones, en nuestras vidas, en nuestras familias, en nuestro pueblo. En nuestra Iglesia». Sin la lucha «seremos derrotados», señaló el Papa, añadiendo cómo, sin embargo, este «oficio» ha sido confiado «principalmente a los ángeles».
Luchar y vencer El diablo siempre intenta destruir al hombre, presenta las cosas como si fueran buenas, pero su intención es destruir. Afortunadamente, tenemos la certeza de que no estamos solos en esta lucha, porque el Señor ha confiado a los arcángeles la tarea de defender al hombre.
Un reflejo de la ternura de Dios
El Papa, al agradecer a los gendarmes su labor, recordó cómo cada uno de nosotros tiene un ángel a su lado, «que nunca nos deja solos y nos ayuda a no extraviarnos». Son los mismos que no dejan solos a los gendarmes, cuyo «precioso trabajo» representa «sobre todo un servicio inestimable a la Iglesia». La Gendarmería es la encargada de acoger a los peregrinos en el Vaticano y sus zonas extraterritoriales. «Muy a menudo ustedes son el primer y también el único rostro que encuentran -señala Francisco-.
Por eso, pido a Dios que les conceda siempre la gracia de ser reflejo de la ternura de Dios».
La paciencia de las familias
El Pontífice también dirigió un agradecimiento especial a las familias de los gendarmes. Este trabajo «no es posible» sin su «paciencia» y «comprensión», dijo. El Papa también pidió perdón «por todas las horas» que los maridos, padres, hijos o hermanos no pueden pasar en casa «porque están de servicio».
De verdad, lo siento. Sé que no es fácil y por eso encomiendo a sus familias y a todos sus seres queridos a la protección de la Virgen, Reina de las Familias, y a San Miguel Arcángel, para que el hombre no divida lo que Dios ha unido.
La unidad es superior al conflicto
Francisco concluyó su homilía deteniéndose en las lecturas de la liturgia de hoy, «lecturas de unidad», exhortando a los presentes a buscar «siempre» esta unidad.
Recuerden que la unidad es superior al conflicto, siempre. La unidad es superior al conflicto.
Finalmente, el Papa renovó su agradecimiento, rezando para que el Señor dé a la Gendarmería «sabiduría y paciencia» sin perder «su sentido del humor».
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