La cercanía de Francisco a la Comunidad Valenciana en España
Alessandro Di Bussolo - Ciudad del Vaticano
El pensamiento del Papa Francisco vuelve a la trágica situación del «pueblo de Valencia» y de quienes en la península ibérica fueron «arrollados por la tempestad “Dana”» el 29 de octubre. El Papa, tras el Ángelus de la Solemnidad de Todos los Santos, recuerda las inundaciones de estos días en diversas partes del mundo, que califica de «catástrofes ambientales» e invita a rezar por el drama que ha golpeado a España:
Por los difuntos y sus seres queridos, y por todas las familias damnificadas. Que el Señor sostenga a los que sufren y a los que llevan socorro. Nuestra cercanía al pueblo valenciano.
Ya ayer, en un videomensaje dirigido a monseñor Luis Javier Argüello García, arzobispo metropolitano de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, el Pontífice había expresado «cercanía» y «oraciones» por toda la población de Valencia «en este momento de catástrofe».
La llamada del Papa al arzobispo de Valencia
Y el arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, cuenta a Agenzia Sir que el Papa Francisco le llamó «para interesarse por la situación que estamos viviendo». «Le conté -explica- algunos detalles que hemos conocido y el Papa me dijo que cuanto más ve las noticias y las imágenes, más impresionado está». El arzobispo de Valencia subraya que el Pontífice «me pidió que expresara su cercanía a todos, especialmente a las víctimas, a sus familias, a los que sufren tanto dolor como nosotros». Monseñor Benavent prosigue diciendo que ha comunicado al Pontífice que «nos encontraremos en oración en la Basílica de la Virgen, que ya visitó como arzobispo de Buenos Aires con motivo del Encuentro Mundial de las Familias, y se acordó de ella, y me aseguró que espiritualmente está unido a nuestra oración».
El balance sigue empeorando: 202 víctimas
Mientras tanto, mientras la gente sigue escarbando en el barro y llevando comida y agua a los supervivientes que se quedaron sin nada, el balance de víctimas, poco después de la una de la tarde, ascendía a 202. Y en las calles de Picanya, uno de los centros más afectados por las inundaciones, decenas de emigrantes se pusieron a cocinar para la población local, para los que ya no tienen casa. Entre escombros, barro y coches destrozados por la riada, se han instalado improvisadas barbacoas y se preparan platos típicos de las cocinas de medio mundo. Migrantes, también desplazados, que vivían en un hotel anegado por la riada, y proceden de distintos países, como Afganistán, Siria, Georgia y Venezuela.
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