En Bakú, colocada la primera piedra de la iglesia que llevará el nombre del Papa Wojtyla
Tiziana Campisi - Ciudad del Vaticano
El Papa Francisco «desea fortalecerlos en la fe, encender sus corazones con la caridad y unirlos con el vínculo de la paz, para que puedan experimentar plenamente el amor perdurable de Dios y dar testimonio de él entre todos los pueblos»: este fue el mensaje que monseñor Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales de la Santa Sede, llevó a la pequeña comunidad católica de Bakú, en Azerbaiyán, donde celebró la Misa en la Iglesia de la Inmaculada Concepción el pasado 15 de diciembre. El arzobispo se encuentra de visita en el país caucásico desde el pasado viernes, con ocasión de la colocación de la primera piedra de una nueva iglesia que se construirá en la capital azerbaiyana y que estará dedicada a San Juan Pablo II.
Dios nunca abandona a su pueblo
En su homilía, el diplomático vaticano señaló que en este tercer domingo de Adviento, la Iglesia nos invita a alegrarnos por la inminente venida del Señor, con la exhortación del apóstol Pablo a confiar, con oraciones y súplicas, «toda preocupación y petición a Dios», que «dirige amorosamente el curso de nuestras vidas». «Incluso en medio de desafíos y pruebas, esta certeza inspira valor y esperanza, porque Aquel que nos tiene tiernamente bajo su cuidado nunca abandona a su pueblo», dijo Gallagher, añadiendo que «la alegría anunciada por la liturgia de hoy no se limita sólo a los fieles católicos, sino que irradia como un signo profético para toda la humanidad, ofreciendo un rayo de esperanza en un mundo a menudo ensombrecido por los conflictos y el sufrimiento». Dirigiendo su pensamiento a «los afligidos por el flagelo de la guerra», el prelado señaló que «la verdadera alegría nace de la renovación interior y se convierte en testimonio vivo de la salvación ofrecida por Dios».
Encarnar la justicia y la solidaridad
A los fieles católicos del país, el secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales de la Santa Sede recordó la llamada de la liturgia a «encarnar la justicia, la solidaridad y la sencillez de vida» y les animó a ser fieles a su misión. «Acogemos esta llamada con la alegría y el entusiasmo que brotan de la fe», prosiguió, asegurando oraciones y los mejores deseos de paz, prosperidad y progreso para el pueblo de Azerbaiyán.
Una nueva iglesia católica en Bakú
Monseñor Gallagher, también en Bakú, participó en la bendición del terreno y en la colocación de la primera piedra de una nueva iglesia dedicada a San Juan Pablo II. El prelado expresó su gratitud a las autoridades azerbaiyanas por la concesión de la zona en la que se construirá la iglesia y dirigió un agradecimiento especial al Prefecto Apostólico de Azerbaiyán, monseñor Vladimír Fekete, «por su inquebrantable compromiso para nutrir y fortalecer la comunidad católica en este país» y «a sus hermanos sacerdotes y religiosas, cuya inestimable dedicación y servicio son vitales para la vida de esta comunidad». «Junto con los fieles, representan una presencia pequeña pero profundamente incisiva», que se distingue no sólo por la proclamación del Evangelio, remarcó monseñor Gallagher, sino también por «significativas iniciativas sociales». «Estas acciones son un testimonio vivo de su amor por los demás», concluyó el prelado, «y una fuente de inspiración y aliento para muchos».
Cultivar los lazos de fraternidad
En su discurso, el diplomático vaticano recordó a continuación el viaje apostólico a Bakú en 2002 de Juan Pablo II -el primer Sucesor de Pedro que visitó este país- y sus palabras en el encuentro con líderes religiosos y representantes de la política, la cultura y las artes, especialmente los relativos a las tres grandes religiones aquí presentes: judía, cristiana y musulmana. «A pesar de las diferencias entre nosotros, juntos nos sentimos llamados a cultivar lazos de mutua estima y benevolencia», afirmó el Papa Wojtyla, mientras que el Papa Francisco, el 27 de noviembre de 2019, saludando a los participantes en un seminario organizado por la Fundación Nizami Ganjavi, reiteró que “la cultura del diálogo es el camino elevado, la colaboración es la conducta más eficaz y el conocimiento recíproco es el método para crecer en la fraternidad entre las personas y los pueblos” (cf. Documento sobre la fraternidad humana, Abu Dabi, 4 de febrero de 2019).
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