En Ajaccio Francisco pide paz para el mundo entero
Alessandro De Carolis - Ciudad del Vaticano
No es la ventana de la Plaza de San Pedro, no son miles los que lo escuchan en la reverberación de los altavoces. Pero incluso en la quietud de una iglesia, las palabras de Francisco resuenan con no menos intensidad. Dondequiera que haya tiroteos y matanzas -desde Oriente Medio hasta Europa, pasando por Asia-, todos son lugares que el Papa recuerda en esa lista-oración que se renueva puntualmente cada semana. Sucede también en Ajaccio, al final de la mañana del 47º viaje apostólico. Tras dirigirse al clero y a los consagrados y consagradas locales, Francisco antes del Ángelus repitió su llamamiento por la paz
¡Paz para todas las tierras que se asoman a este Mar, especialmente para Tierra Santa, donde María dio a luz a Jesús. Paz para Palestina, para Israel, para el Líbano, para Siria, ¡para todo Oriente Medio!
Hermanos o primos, que se entiendan
Como siempre, el Papa recuerda también a la «atormentada Myanmar», y luego, pasando a la guerra que opone a Ucrania y Rusia, el acento doloroso recae en el contexto de un conflicto que huele a fratricidio.
Que la Santa Madre de Dios obtenga la anhelada paz para el pueblo ucraniano y el pueblo ruso. Son hermanos»; “¡No padre, son primos!”; “Son primos, hermanos, no sé... Pero que se entiendan.
Oración por las víctimas del ciclón Chido
El concepto de que la guerra es «siempre una derrota» se extiende a las hostilidades que pueden surgir en las comunidades religiosas, en las parroquias. Por último, un último pensamiento por los afectados por la tragedia del ciclón Chido, que azotó el archipiélago francés de Mayotte, en el océano Índico, causando la muerte de una quincena de personas y más de 25 heridos. A todos ellos, Francisco les dice: «Estoy espiritualmente cerca».
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