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Francisco en el Te Deum: Que Roma sea acogedora con todos, obra de fraternidad

Conclusión del año en San Pedro con la plegaria de las Primeras Vísperas a María Santísima Madre de Dios y la tradicional oración de acción de gracias. La presidió el Papa que, recordando las exigentes obras infraestructurales emprendidas en la capital para el Jubileo, expresó su deseo que puedan crear un ambiente abierto a todos los peregrinos de la esperanza, sin distinción. Que «lo que no es humano» se transforme en deseo de fraternidad.

Antonella Palermo - Ciudad del Vaticano

«Dónanos días de paz», resuena el himno de introducción a las Vísperas. El canto a la Madre de Jesús invade la abarrotada basílica. Preside la oración y el Te Deum el Obispo de Roma, con 36 cardenales, 22 obispos, 40 sacerdotes. También está presente en primera fila, en esta asamblea de fin del año civil, el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri. Un año que el Papa califica como «muy exigente para la ciudad», debido a las numerosas obras que se han multiplicado en la capital en preparación del Jubileo. El Pontífice propone una "reflexión sapiencial" para invitar a dar sentido a todo el trabajo realizado. El horizonte sigue siendo el de la fraternidad.

Acoger a todos en el horizonte de la fraternidad

Observando que el trabajo tiene siempre un valor en sí mismo, «siempre que sea digno», el Obispo de Roma, reiterando uno de los pilares de su Magisterio, exhorta a la ciudad a acoger y eleva su agradecimiento a Dios, que quisiera hacerse coral, «porque nos ha permitido trabajar tanto»:

“Roma está llamada a acoger a todos para que todos puedan reconocerse hijos de Dios y hermanos entre sí”

Roma se ha convertido en una obra de acogida

Recordando la Encíclica Fratelli tutti, el Pontífice apunta precisamente a la esperanza de la fraternidad universal como uno de los modos de interpretar el lema elegido para el Año Santo. 

Es bonito pensar que nuestra Ciudad se ha convertido en estos meses en una obra de construcción con este fin, con este sentido global: prepararse para acoger a hombres y mujeres de todo el mundo, católicos y cristianos de otras confesiones, creyentes de todas las religiones, buscadores de la verdad, de la libertad, de la justicia y de la paz, peregrinos todos de la esperanza y de la fraternidad.

El Papa Francisco durante la homilía de las primeras Vísperas
El Papa Francisco durante la homilía de las primeras Vísperas

Agradecimiento al alcalde de Roma

Dejando de lado el texto preparado, Francisco añadió un agradecimiento especial para el primer ciudadano:

Mientras admiramos con gratitud los resultados de las obras realizadas en la ciudad, agradecemos el trabajo de tantos, tantos hombres y mujeres que lo han hecho, y agradecemos al Señor Alcalde este trabajo de llevar adelante la ciudad.

La esperanza de un mundo fraterno no es ideología

El Papa invoca la ayuda de María, e invita a todos a mirar dentro de sí mismos para hacer crecer la obra de conversión, cambiando «lo que no es humano» por un compromiso de fraternidad. No se trata de utilizar un eslogan retórico, subraya el Papa, sino de identificar un fundamento «rocoso» sobre el que se pueda construir algo «estable y duradero». Si se asume plenamente la filiación reconociendo a Dios como Padre, luego sobreviene el sentimiento de ser hermanos y hermanas. Luego la bendición, la petición del perdón de los pecados, la súplica al Señor para que nos conceda «la fuerza de seguir adelante, de avanzar en nuestra peregrinación en el próximo año». Y una vez más el énfasis:

“La esperanza de un mundo fraterno no es una ideología, no es un sistema económico, no es el progreso tecnológico. La esperanza de un mundo fraterno es Él, el Hijo encarnado.”

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31 diciembre 2024, 18:10