Abrir ventanas de luz en las noches más oscuras de la humanidad
Francesca Sabatinelli – Ciudad del Vaticano
En un tiempo en el que las personas son incapaces de salir de las dificultades creadas por ellas mismas, y en el que «hay necesidad de luz, esperanza y paz», es necesario seguir a Dios.
El Santo Padre, a la hora del Ángelus del segundo domingo después de Navidad, y en vísperas de la Epifanía, destacó con el Evangelio de Juan, que nos recuerda la fuerza del amor de Dios «que no se deja vencer por nada y que, más allá de obstáculos y rechazos, sigue brillando e iluminando nuestro camino».
Lo demuestra la Navidad, «cuando el Hijo de Dios, hecho hombre, vence tantos muros y tantas divisiones».
Abrir las ventanas de la esperanza
El Papa dirigiendo su mirada a los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para escuchar su palabra, los llamó «valientes» por su disposición a haber desafiado la lluvia para estar presentes en esta oración, y los invitó a mirar a Dios que, a pesar de los desafíos, que parecen contradicciones, nunca se detiene, llegando a todos, estén donde estén, «abriendo incluso en las noches más oscuras de la humanidad ventanas de luz que las tinieblas no pueden cubrir».
Dar el primer paso
La llamada del Papa, especialmente en el año del Jubileo, es a «imitar al Dios del amor» en todos los contextos de la vida, ya sean familiares, sociales o internacionales, con opciones que defiendan la vida.
Optar por la vida
Y esta invitación, dijo el Santo Padre, resuena de modo particular en el Año Jubilar que acaba de comenzar, y que nos exhorta a «ser mensajeros de esperanza con un “sí” sencillo pero concreto a la vida, con opciones que traigan vida».
La recomendación de Francisco fue encomendarse a María, para que cada uno pueda abrir ventanas de luz y convertirse en destellos que dejen pasar el amor de Dios, para que se pueda dar el primer paso.
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