El poder de una sonrisa, los artistas de CircAfrica en audiencia con el Papa
Fabrizio Peloni - Ciudad del Vaticano
Un viaje espectacular al corazón del continente negro, una explosión de colores, ritmos y música alegre y sobrecogedora. Esta fue la emoción vivida ayer por la mañana por los fieles presentes en el Aula Pablo VI durante la actuación de los 50 artistas de CircAfrica, que tuvo lugar a pocos metros del Papa Francisco, durante la audiencia general. Bailarines, contorsionistas, acróbatas y malabaristas entraron al final de los saludos en italiano, al son de canciones y danzas tradicionales africanas, acompañados por una elefanta y su cachorro en versión «animatrónica», muy parecida a la real. CircAfrica actúa desde el 19 de diciembre, y hasta el próximo 2 de febrero, en el antiguo Velódromo Eur, y para esta ocasión ofreció al Obispo de Roma un «espectáculo concentrado». Y al final de la representación, cuando los artistas ondeaban las banderas de sus países de origen -26 en total, más la italiana- el Papa, dándoles las gracias, les dijo que «el circo nos hace reír como niños». Los artistas de circo tienen esta misión, incluso hacia nosotros: hacernos reír y hacer cosas buenas».
La historia de Abdul, que huyó de Burkina Faso
Los ojos de Abdul, de 20 años, rieron de alegría cuando vio entre las muchas banderas la de su Burkina Faso. El chico huyó del país africano hace año y medio, cruzando el Mediterráneo desde Túnez, llegando a Siria y partiendo a los tres días hacia Florencia, donde fue acogido por Cáritas de la arquidiócesis. Y hoy, junto a un centenar de trabajadores, voluntarios y pobres, ha participado en la peregrinación jubilar organizada con motivo del 50 aniversario de la fundación de la organización caritativa. Abdul pidió al Papa Francisco que le autografiara la camiseta del «San Paolino», el equipo de fútbol que le ayudó a integrarse y a «creer que el futuro puede estar todavía lleno de esperanza».
Junto a los responsables de Cáritas, encabezaban el grupo el cardenal albanés Ernest Simoni y el arzobispo de Florencia, Gherardo Gambelli. Este último recordó cómo históricamente la ciudad es un lugar de acogida hacia los últimos, mencionando lo que «el Santo Padre escribió en Spes non confundit, a saber, que “la esperanza no cede ante las dificultades: se funda en la fe y se alimenta de la caridad”», y subrayando la importancia de la labor de Cáritas Fiorentina hacia las personas necesitadas, «a menudo simplemente escuchando».
Presente el Cardenal Simoni, «mártir viviente»
El cardenal Simoni, a la venerable edad de 96 años -tras 28 años de encarcelamiento en los que, aunque fue sometido a trabajos forzados e incluso condenado a muerte, continuó su servicio como sacerdote y, por tanto, fue definido «mártir viviente»-, ya había participado en la apertura de la Puerta Santa en la basílica vaticana en Nochebuena. Y el martes realizó con el grupo la peregrinación jubilar a los pies de la Salus Populi Romani, que se custodia en Santa María la Mayor. «A la Santísima Virgen hemos confiado nuestras intenciones de oración», dijo el anciano cardenal, agradeciendo después al Papa Francisco por haber “acogido con gran afecto a la delegación venida de Florencia”. Sentado junto al cardenal albanés estaba el cardenal Mauro Gambetti, que celebraba el 25 aniversario de su ordenación sacerdotal. El arcipreste de la basílica vaticana saludó al Pontífice junto a otros seis hermanos franciscanos conventuales que celebran con él «esta pequeña meta que, sin embargo, es un enorme don del Señor y nosotros tenemos el deber de hacer partícipes a los demás de los dones que el Señor nos ofrece».
Una nueva iglesia dedicada a San Pablo VI
Al final de la audiencia, el Papa Francisco bendijo la primera piedra de la nueva iglesia dedicada a San Pablo VI que se construirá en la parroquia de Santa Eufemia, en la diócesis de Teramo-Atri. «Es una forma de relanzar el Concilio, de reafirmar el vínculo entre el Papa Bergoglio y el Papa Montini y una invitación a seguir construyendo la Iglesia», dijo el obispo de la diócesis de los Abruzos, Lorenzo Leuzzi.
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