Nuncio en Irak y Jordania: “Los refugiados no huyen por capricho sino por necesidad”
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
Como consecuencia del conflicto en Siria, la mayoría de su población ha tenido que escapar a los países vecinos y en particular muchos han emigrado a Jordania. Tal es así, que se calcula que, más o menos, “un millón y medio de refugiados sirios están en Jordania con una situación bastante precaria” asegura el Nuncio Apostólico de Su Santidad en Irak y Jordania, Mons. Alberto Ortega Martín.
En este sentido, hay que resaltar – dice Monseñor Ortega - “la gran capacidad de acogida de un país que son 9 millones de habitantes de los cuales 3 son refugiados”. Personas – continúa – “que tiene dificultades”, pues la mayoría no tiene permiso para trabajar, viven en los campos de refugiados y dependen mucho de la asistencia humanitaria. Por su parte, las Naciones Unidas y el Gobierno de Jordania intentan ayudarles en la manera de lo posible, pero para Jordania “es un peso muy grande”.
El papel de la Iglesia en Irak y Jordania
El Nuncio Apostólico de Su Santidad en Irak y Jordania también ha hablado del papel de la Iglesia en estos países: “la principal misión de la Iglesia es dar y transmitir la esperanza que hemos recibido, ayudar a la comunidad cristiana que aunque es pequeña, es muy activa, e intenta trabajar por el bien de la sociedad”.
Una misión, que se concretiza a través de asistencia, ayudas a nivel educativo a las escuelas y ayudas a nivel sanitario a través de la Cáritas. Una actividad – explica – “que intenta alcanzar a todas las personas”, no solamente a los cristianos sino también “a muchos musulmanes” que es la mayoría de la población.
En vistas a la firma del Pacto Mundial del Refugiado
Tratando acerca de la futura firma del Pacto Mundial del Refugiado, Monseñor Ortega considera como importante “resolver la emergencia de los casos de refugiados que llegan” pero sobre todo “intentar atajar las causas de esta migración”: “Hay que promover la paz verdaderamente para evitar que tantas personas tengan que salir de sus hogares buscando una vida mejor porque no pueden vivir en sus propias casas”.
En este contexto, Mons. Ortega considera que sería muy importante, como fruto de este pacto, “intentar colaborar para evitar desde la raíz el tema de la migración”, y en caso de que alguien tuviera que salir inevitablemente de su país, darle “la necesaria la acogida generosa” porque – puntualiza – “ o huyen por capricho sino por una necesidad”.
La importancia de conservar la fe, el rito y las tradiciones
En estos países, la mayoría de los cristianos son de “rito oriental” y han dado “un testimonio precioso de fe”, asegura Mons. Ortega Martín. Y además, se trata de una población “que todavía tiene una mentalidad unitaria” y una mentalidad de fe “muy grande”.
Y como testimonio de fe, pone el ejemplo de los 120.000 cristianos en Irak que de un día para otro – dice el Nuncio en Irak y Jordania - “han perdido todo por mantener su fe”. Un precioso testimonio que es “un tesoro para toda la Iglesia”.
Por último, asegura que es muy importante que puedan conservar su fe, su rito y sus tradiciones “porque es un bien para todos”. “A mí me conmueve la fe de estos cristianos”, finaliza.
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